SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


abril de 2008

número 1
ISSN: 1988-9607
·
Versión para imprimir de este documento Versión imprimir
Cuento

AVENTURAS EN ORLEÁNS

Ángela González Lara
Alumna de 1º de ESO C

Personajes:
1º- Asensio: Protagonista.
2º- Kemalteca: Acompañante de Asensio.
3º- Florinda: Princesa.
4º- Kamenón: Rey de Orleáns.
5º- Onitra: Anciano.

En un pueblecito llamado Orleáns, vivían dos muchachos llamados Asensio y Kemalteca. Asensio era alto y rubio y Kemalteca, bajo y moreno (los dos eran buscadores de aventuras).
Un día, inesperadamente, cuando Asensio se despertó, encontró una carta debajo de la puerta. ¡Era del rey! y decía:

[(¡Venid a ayudarme! No encuentro a mi hija por ningún sitio y me temo que ha sido secuestrada. Venid al castillo cuanto antes, ¡necesito vuestra ayuda!
Kamenón)]

Al leer la carta, Asensio fue rápidamente a avisar a Kemalteca, le enseñó la carta y los dos fueron rápidamente hacia el castillo.
Cuando llegaron, el rey les recibió con mucha tristeza. Asensio le dijo que le explicara lo que había pasado y el rey respondió:

-Esta mañana cuando me he despertado, he ido a ver a mi hija para que asistiera a sus habituales clases. ¡No se hallaba en su cama! Les he comunicado a mis súbditos lo que ha ocurrido y todos se han puesto a buscarla, pero no la han encontrado. Fue entonces cuando se me ocurrió escribiros una carta para que me ayudéis a buscarla, pues me temo que ha sido secuestrada.

-Claro que le ayudaremos- respondieron los dos- Ya hemos salido victoriosos de muchas aventuras y esta no va a ser menos. Díganos qué debemos hacer y pronto tendrá aquí a su hija.

-Me han comentado mis súbditos que en las afueras del pueblo hay un anciano muy sabio, tal vez sepa algo de lo ocurrido. Id en su busca, quizás os pueda ayudar.

-Muchas gracias, majestad, por esa información. Iremos enseguida.

-¡Ah! se me olvidaba, para que el anciano os ayude tenéis que llevarle uno de mis varios colgantes reales. Tomad este y entregárselo.

-Gracias. Majestad, partiremos enseguida en busca de la Princesa. Asensio y Kemalteca se dirigieron hacia las afueras del pueblo en busca del anciano. Al llegar, vieron al anciano tumbado en una roca durmiendo. Le intentaron despertar pero no pudieron. De repente a Asensio se le cayó el colgante al suelo. El anciano al oírlo despertó, dio un brinco y cogió el colgante del suelo. Asensio y Kemalteca se miraron incrédulos. Kemalteca le preguntó:

-¿Es usted el anciano sabio?

-Sí ¿En qué puedo ayudaros?

-Resulta que la princesa Florinda ha desaparecido y queríamos saber si usted nos puede ayudar a encontrarla.

-Sí, sí que puedo. Esta mañana la vi por aquí.

-¿Queréis que os guíe a cambio de este colgante?

-¡Sí por favor! -respondió Asensio.

-Pero os debo advertir una cosa. Por el camino os encontraréis con varias pruebas que tendréis que superar con éxito, en caso contrario tendremos que empezar desde el principio.

Los muchachos accedieron y empezaron a caminar. Cuando llevaban un buen trecho caminando se encontraron con cuatro hombres que les cortaban el paso.

El anciano les dijo:

-En total son tres pruebas las que deberéis superar.-Esta es la primera: Según las pistas que os den tenéis que averiguar sus nombres.

Ernesto tiene los zapatos negros. Andrés tiene zapatos negros y Basilio una camiseta naranja. Jacinto tiene una lanza. Ernesto tiene un trébol.

Cuando averiguaron los nombres, siguieron su camino. A Kemalteca le entró un hambre terrible y se dirigieron hacia la aldea vecina para comer, lo malo es que no tenían dinero y tuvieron que pasar la segunda prueba para conseguirlo.

El anciano les dijo:

-En esta prueba tenéis que situaros cada uno a ambos lados del laberinto y dar a la vez cada uno un paso hacia delante. Cuando estéis los dos en la misma casilla levantáis la tapadera.

Cuando llegaron a la casilla, levantaron la tapadera y se encontraron un saco lleno de monedas.

-¡Bien! ya podremos pagar la comida - dijo Kemalteca.

Y se dirigieron a la posada. Por el camino Asensio se quedó pensando ¿como sabrá tanto este anciano sobre dónde está la princesa? Sé que es un gran sabio pero sabe demasiado, se lo preguntaré -Oiga ¿Cómo sabe usted todo eso?

-Porque soy adivino, respondió el anciano.

-Sí, ya lo sé, pero sabe demasiado sobre el secuestro de la princesa, dijo Asensio.

El anciano desplegó unas alas ocultas y salió volando.

-¡Lo admito, me habéis pillado!- dijo desde las alturas.

-¡Yo soy el secuestrador! Os daré una última pista: Si queréis rescatar a la princesa, seguid hacia el norte, allí encontraréis un laberinto, el cual os indicará el camino a seguir (norte, sur, este u oeste).
Cuando halléis el diamante, llevadlo hacia el castillo que hay hacia el norte; yo os esperaré allí y me tendréis que dar el diamante, ¡Pero cuidado me tendréis que dar el diamante correcto, si no, moriréis! Dicho esto el anciano se alejó volando en dirección al castillo.

-¡Vamos! -dijo Asensio- paremos a comer algo en la posada y después iremos por el diamante.

Cuando terminaron de comer, se dirigieron hacia el castillo hasta que se toparon con el laberinto.-

Al hallar el diamante, prosiguieron el camino.

-Ya hemos llegado. ¡Mira! ahí está el anciano.

El anciano preguntó:

-¿Traéis el diamante correcto?

-¡Ahhhh! – Exclamó el anciano al verlo- es el diamante correcto.

Instantes después el anciano se convirtió en polvo.

Los muchachos fueron en busca de la princesa Florinda.

-¡Mira! ahí está- dijo Kemalteca-.

-Muchas gracias por haberme rescatado, dijo la Princesa. Vamos rápidamente con mi padre que tiene que estar muy preocupado por mí.

Y los muchachos y la princesa Florinda se dirigieron hacia Orleáns. Cuando llegaron el rey les recibió con mucha alegría y les dijo:

-Muchas gracias por haber salvado a mi hija. Tomad como recompensa este cofre lleno de oro y también la mano de mi hija, para que ella elija entre los dos.

Florinda dijo:

-Gracias, padre, por permitirme casarme con uno de estos dos muchachos tan valientes que me han salvado.
Si tengo que elegir entre uno de ellos, me quiero casar con Asensio.

-Así será. Mañana celebraremos la boda- dijo El Rey.

Al día siguiente Florinda y Asensio contrajeron matrimonio en Palacio, donde se celebró una gran fiesta a la que acudieron todos los vecinos del pueblo.

Años más tarde llegaron a ser Reyes de su pueblo, que gobernaron con justicia y se ganaron el cariño de todos los habitantes.


Arriba
ISSN: 1988-9607 | Redacción | www.iesseneca.net