NUESTRO TERCER PROYECTO SOLIDARIO

No parece necesario justificar la existencia de un proyecto solidario en un centro de Educación Secundaria. Pero sí debemos recordar la importancia de crear hábitos, tradiciones y actitudes receptivas a los temas más espinosos de nuestro tiempo, a aquellos que requieren nuestra atención y colaboración, aunque podamos disentir en la manera de afrontarlos o intentar resolverlos.

Al margen de algunas actuaciones puntuales, que han servido de abono a la que ahora nos ocupa, desde hace tres años se organiza, de manera sistemática como actividad general del centro, una campaña solidaria en la que intentamos que participen todos los alumnos.

En el origen solo había algunas certezas:

 Colaborar con los más necesitados de cualquier parte del planeta, sin ninguna condición preestablecida.

 Canalizar la ayuda anualmente a través de organizaciones de distinto signo y condición, para que todos pudiéramos sentirnos representados.

 Trabajar el tema propuesto, como educadores que somos, directamente con los alumnos, y no delegar la tarea en monitores u organizaciones dedicadas a ello.

En el camino hemos ido aprendiendo a rentabilizar el esfuerzo, no tanto económicamente, como desde el punto de vista educativo.

En el curso 2005-2006 nos planteamos una colecta de fondos, sin más, coincidiendo con las tradicionales campañas navideñas. Destinamos casi 1800 euros a través de Intermón Oxfam a la construcción de un pozo en Etiopía.

La respuesta fue positiva pero, quizá por ello, nos quedó la insatisfacción de no haber profundizado de manera sistemática con los alumnos en la situación de África, el gran continente olvidado.

En el curso siguiente, conocimos la situación de unas misioneras cordobesas que trabajaban en Costa de Marfil. Precisaban fondos para mantener una casa de acogida de adolescentes con problemas, y nos decidimos a colaborar con ellas. Compusimos algunos folletos y los repartimos por las aulas y otros lugares visibles del instituto, pero el resultado no fue tan positivo como el año anterior. Pasó casi desapercibida para muchos, no conseguimos comprometer a un número importante, se prolongó demasiado en el tiempo y no alcanzamos los 1000 euros. La Fundación Emilia Rodat fue la destinataria de los fondos, y dos de sus representantes nos contaron, en una charla, la realidad que ellas mismas vivían y el destino del dinero que les entregábamos.

En el curso 2007-2008 nos planteamos un proyecto global más amplio, que hiciera especial hincapié en el aspecto formativo. Nos interesaba, por supuesto, la recaudación, que decidimos canalizar a través de Cruz Roja Internacional, pero el reto era mejorar la concienciación y para eso era necesario llegar a todos.

Nos planteamos varios campos de acción:

1.- Murales en los que se planteara una reflexión sobre la situación de Perú.

2.- Pasillos temáticos, que veremos más adelante.

3.- Tablones de anuncios para dejar mensajes solidarios y razones personales para colaborar.

4.- Actividades programadas para el último día del trimestre.

LOS MURALES

Para evitar sobrecargar las tutorías, algunas de las cuales ya contaban con un exceso de trabajo burocrático, nos planteamos, con la colaboración inestimable de los profesores que imparten religión y estudios alterativos, realizar murales sobre el tema al que nos íbamos a dedicar en esta ocasión: los damnificados por el terremoto de Perú. Cada grupo tendría de esta manera al menos dos murales, que decidimos colgar en las puertas de las aulas para permitir que todos los alumnos pudieran contemplar todos los trabajos y participar de las distintas maneras de afrontar un mismo problema.

LOS PASILLOS TEMÁTICOS

Fuimos ambiciosos y como, a pesar de todo, los profesores se mostraron dispuestos a colaborar y trabajar con los alumnos, establecimos los llamados Pasillos Temáticos. Son grandes tablones de papel donde cada nivel ha podido exponer los trabajos realizados en las horas de tutoría, casi siempre en forma de mural. Se trata de tomar conciencia de algunas de las múltiples situaciones que requieren nuestra actuación. Así, primero de ESO trabajó sobre “el hambre en el mundo”, segundo “los desastres naturales”, tercero “la situación de África y Sudamérica” y cuarto “la guerra y los refugiados”. Para los grupos de bachillerato reservamos “el primer y el tercer mundo: la importancia de la colaboración”.
La respuesta fue desigual, según los niveles y el grado de compromiso adquirido, pero en general el resultado fue aceptable.

ACTIVIDADES DE FIN DE TRIMESTRE

También ha contribuido a la concienciación general el hecho de que las actividades que se programaron para el último día del primer trimestre giraron en torno al tema de Perú.
 Un grupo de bomberos voluntarios en Perú nos contó su experiencia sobre el terreno y nos mostró, con dos perros adiestrados que los acompañaban, cómo trabajaban buscando vida entre los escombros y la devastación.

 Una profesora que conocía la realidad del país andino, porque era colaboradora de una organización misionera, nos ilustró sobre la pobreza estructural de la zona y sobre un montaje de imágenes nos fue relatando cómo se empleaba el dinero de las colaboraciones que llegaba del primer mundo. Para terminar, utilizó un montaje con los murales y mensajes de los alumnos que quedaron muy impactados y se mostraron curiosos e interesados.

 Otro grupo de alumnos bastante numeroso, guiados por una profesora de Tecnología, se encargó de montar un “Mercadillo Solidario” en el que vendieron muchos objetos que ellos mismos habían elaborado en los meses anteriores, y con el que sumaron una importante cantidad de dinero e ilusión al proyecto del centro.

MENSAJES SOLIDARIOS

En la entrada del instituto colocamos dos tablones en los que les pedimos a los alumnos que dejaran mensajes solidarios y razones personales para colaborar. Recortes, fotografías, fragmentos de poemas y letras de canciones fueron llamando la atención de cuantos entraban y salían del centro y contribuyendo a la concienciación, que era su objetivo.

Iban pasando los días y los pasillos del instituto se poblaban de imágenes y textos que reflejaban cómo un tema nuevo se iba haciendo presente y empezaba a formar parte de nuestra conversación diaria.
No debemos olvidar la tarea callada y voluntaria de un grupo de alumnos especialmente sensibilizados y colaboradores, que dedicó casi todos los recreos de un mes, y algunas horas más, a componer los soportes sobre los que los demás expondrían sus trabajos.

La valoración general es muy positiva. Como pretendíamos la participación ha sido muy elevada. La multitud de murales y mensajes, las ventas del mercadillo, la asistencia y actitud de los alumnos en las charlas, y la recaudación, que ha ascendido a 1900 euros, dan fe del trabajo realizado.

Por el esfuerzo e interés mostrados, por la actitud y generosidad mantenidas, es por lo que todos los que han colaborado deben sentirse satisfechos. Enhorabuena a todos.