SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


abril de 2008

número 1
ISSN: 1988-9607
·
Versión para imprimir de este documento Versión imprimir

ENTREVISTA A JOAQUÍN PÉREZ AZAÚSTRE

Ana Castro, Nieves Marín y Lisset Boza
Alumnas de 2º Bachillerato

P: ¿Qué es lo que necesitarías para saber que has llegado? ¿Qué consideras que debe tener ese lugar?

R: Yo creo que uno encuentra su lugar en el mundo cuando tiene esa especie de calma que le hace no desear otra cosa que lo que tiene. En el caso de que sepa que ha renunciado a cosas para tener lo que tiene, que esa renuncia no le importe. Por ejemplo, tener una pareja que conlleve compartir la vida con ella y saber que puede haber otras mujeres, otras posibilidades vitales, saber que están ahí, pero que eso no sea una perturbación para ti, porque has encontrado tu lugar en el mundo con esa persona. Yo creo que cuando uno encuentra su lugar en el mundo ya no necesita más cosas, aunque sabe que éstas siguen existiendo, pero ya no son vitales. Así, la madurez consiste en decir “valoro esto, que es lo que tengo, para no perderlo”.

P: ¿Estás satisfecho contigo mismo? ¿Y con la vida? ¿Crees que es posible alcanzar ese sentimiento de “plenitud” del que hablan algunos autores?

R: Teniendo en cuenta que yo creo que estoy en la mitad de la vida, ahora mismo estoy bien. También puede que escribir tenga algo que ver con un inconformismo vital. Uno escribe porque quiere vivir vidas que no ha vivido, visitar sitios en los que nunca ha estado o regresar a aquellos lugares en los que estuvo una vez pero a los que ya no va a regresar. Escribir es una rebelión contra la realidad, que impone una visión constreñida del día, de la noche, de todo... La realidad impone un horario de oficina mientras que la escritura es lo contrario, es una capacidad para ver el mundo desde una visión más amplia. En ese sentido, la escritura tiene algo de rebeldía, de inconformismo. Está bien sentir una plenitud de vez en cuando pero el escritor, para dar la verdadera medida de sí mismo, tiene que estar descontento de alguna forma, no consigo mismo, que es una cosa egoísta, sino descontento con el entorno, con una actitud crítica. Escribir es una actitud de rebeldía en sí mismo.

P: ¿Coincide, entonces, la plenitud artística con la anímica y personal?¿Es el escritor “escritor” antes que cualquier otra cosa?

R: En mi caso, antes que escritor, soy persona, que para mí es mucho más importante.

P: En lo relativo a tu producción literaria, ¿Cazas las historias, vas en busca de ellas o son éstas las que te encuentran a ti?

R: Las historias salen a mi paso. No es mérito mío, es simplemente tener el sentido de la vista, del olfato, un poco entrenados. Todo el mundo tiene historias que se cruzan en silencio y se presienten. La única diferencia entre el hombre común y el hombre común, que, aunque aparte de escritor, también es el más común de los hombres, es que, cuando se cruza una historia a su lado, en vez de limitarse a escucharla, dice “aquí puede haber una novela”. Por otro lado, está la posibilidad de que la historia le haya ocurrido al propio escritor; por lo tanto, éste se convierte en protagonista de sí mismo, que también es interesante. En ese sentido, somos un poco ladrones, porque robamos lo que le pasa a la gente, pero compensamos escribiendo y contando historias que son muy nuestras. De hecho, tomamos más de nosotros que robamos a los demás.

P: ¿Dejan de encontrarte en alguna ocasión? Porque en tu obra El gran Felton dices “Hay un momento en la vida de todo escritor en que no se tiene muy claro a dónde ir, y mucho menos qué escribir o si escribir tiene sentido”. ¿Te ocurre muy frecuentemente?

R: Afortunadamente no, aunque sí sé que puede ocurrir en cualquier momento. Llevo una carrera muy vertiginosa y en pocos años he publicado quince libros, más o menos, a una media de dos libros por año, que es una brutalidad, es decir, no es lo deseable, ni el ritmo que quiero llevar, pero las cosas han ido surgiendo así. En mi caso, siempre he tenido una gran pluralidad de historias que quería contar y la cuestión se ha limitado a escoger la que me seducía más. De hecho, ahora, que no estoy escribiendo nada porque estoy con la promoción de la novela nueva, tengo ya varias ideas en la cabeza que me están tentando a ver cuál de ellas gana. Nunca me he quedado sin qué escribir y, si me pasara esto, sería estupendo porque sería un año sabático en el que seguiría con mis colaboraciones en prensa y mis viajes. La vida es siempre más emocionante que sentarse en una habitación entre cuatro paredes. La vida es siempre mejor.


Arriba
ISSN: 1988-9607 | Redacción | www.iesseneca.net