SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


abril de 2008

número 1
ISSN: 1988-9607
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¡VELAY!

El Gobierno concede la medalla de oro al Mérito en el Trabajo al dibujante Antonio Fraguas, "Forges".

Ángel Ojeda
Profesor/Departamento de Dibujo

El consejo de ministros concedió en diciembre de 2007 la medalla de oro al Mérito en el Trabajo al dibujante Antonio Fraguas, “Forges”.

A mí me ha parecido que es una medalla equivocada, no por falta de merecimiento sino porque, tratándose de Forges, le debían de haber concedido la medalla de oro al “Currele Fetén”, o algo parecido.

En mi memoria hay una serie de publicaciones que jugaron un papel muy importante en la formación de una conciencia crítica y estética de más de una generación, y las revistas de humor ocupan un lugar destacado entre ellas. Autores como Forges, Perich, Ops, Gila, Chumy Chumez, Marsé, Vicent, Umbral, etc. desempeñaron en aquella época una labor didáctica, en el buen sentido de la palabra, con un alcance mayor del que se acostumbra a reconocer. Me refiero a la década de los setenta, década en la que vimos cómo finalizaba un régimen político y comenzaba uno nuevo (nuevo para nosotros, que bien antiguo que era en otros países como Francia, Inglaterra o Estados Unidos) y al modo en que, entre bromas y veras, aprendimos a desentrañar los signos de lo cotidiano y a desvelar las tramas de la vida política de entonces.

Forges participó en las dos revistas de humor más importantes del periodo final de la dictadura y los primeros años de la transición, Hermano Lobo [1] y Por Favor [2]. Dos publicaciones que mantuvieron una línea crítica con la dictadura (con una carga política más acusada en el caso de la segunda) y que, junto con El Papus [3], fueron a la vez relevo y puente entre la revista que había mantenido la llama de la crítica y la inteligencia en el humor español desde los años de posguerra: La Codorniz [4] y las publicaciones que verán la luz ya en democracia como El Jueves [5]. Forges aparece como una figura destacada en todo este periodo. Refleja en sus viñetas los avatares de la vida cotidiana con el rigor del sociólogo y la lucidez del poeta, tal vez por eso conecta como pocos con la ciudadanía y sus dibujos son seguidos por lectores de todas las clases y edades. Su manera de tratar tanto los temas más serios (incluso dramáticos: la represión política p. ej.) como otros más livianos (las vacaciones en la playa, un clásico) le hacen cercano a los sentimientos de muchas personas que, sin estar comprometidas con el cambio político y la contestación a la dictadura, están cansados de la falta de libertad y de la censura.

En la novela El nombre de la rosa [6], su protagonista, fray Guillermo de Baskerville, discute sobre la risa con fray Jorge de Burgos, bibliotecario de la abadía en la que transcurre la acción. Fray Guillermo le pregunta por qué teme fray Jorge a la risa y éste le contesta que no es a la risa a lo que teme. Mientras el populacho, harto de comer y de beber, ríe, parodia el orden establecido y se burla de los poderosos, “se siente amo, porque ha invertido las relaciones de dominación”, no se rebela, pero cuando un filósofo la convierte en objeto de estudio y la eleva a la categoría de arte, “le abre la puerta del mundo de los doctos” y la convierte en una herramienta para ejercer la crítica en lugar de ser una simple distracción. Forges no sería santo de la devoción de fray Jorge, pues se sabe al dedillo la lección del filósofo. En sus viñetas hay mucha reflexión crítica y mucho arte. Practica lo que hasta no hace mucho se llamaba “humor inteligente” (término bastante redundante pero cierto). Se le podría aplicar, parodiando el título de la célebre sección de La Codorniz [7], el lema de ¡Piense después de haber reído!

Es un genio del marketing visual. Sus viñetas están colgadas en la mayoría de los tablones de anuncios de oficinas y despachos y aunque uno las vea a veinte metros de distancia, las identifica, sabe que allí hay un Forges. La gruesa línea que dibuja los bocadillos es el inconfundible rasgo que anuncia que aquello es algo serio, que, como diría Manuel Vázquez Montalbán, “el que avisa no es traidor”. Aunque sus dibujos son sencillos, casi torpes, Forges es capaz de plasmar en ellos un inagotable repertorio de expresiones, sentimientos y actitudes. Con una economía de medios envidiable consigue lo que todo arte persigue: emocionar.

Forges domina la palabra ajustada, el diálogo sutil, la verborrea delirante y, también, el silencio. En algunos de sus dibujos el silencio es tan elocuente como los hallazgos —¿me atreveré a decirlo?— literarios a que nos tiene acostumbrados. Creador de personajes entrañables e irrepetibles, retrata de modo implacable pero también tierno y compasivo la estupidez y las miserias cotidianas, los intereses mezquinos, la trama mediático-consumista o el “fumbo”.

La viñeta coral es otro de los géneros en los que muestra su genio. En esas viñetas toma como pretexto temas sacados de la mitología clásica (la guerra de Troya), del imaginario popular (el 7º de caballería atacado por los indios) o de la vida cotidiana (la reunión de la comunidad de vecinos). Sea cual sea el tema, lo lleva a su terreno y se sirve de él para retratar personajes totalmente contemporáneos con un acierto tal que habría que remontarse quizá a los dibujos de Ricard Opisso para encontrar un ejemplo similar.

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El caballo de Troya según Forges
  
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Viñeta de Opisso en TBO

Si se sigue la evolución de los temas y las expresiones que aparecen en las viñetas de Forges, pueden rastrearse los cambios producidos en la sociedad española durante las últimas cuatro décadas. Es un retrato realizado con una mirada que sitúa su punto de vista a ras de tierra, que apela a la complicidad del lector. Plantea situaciones enigmáticas o sin sentido dando las claves justas para que sea posible descifrar el verdadero significado de lo que nos quiere contar. Todo ello bajo una apariencia de sencillez que contrasta con el modo de hablar de sus personajes; engolado y cursi unas veces, popular y castizo otras, retórico casi siempre. Juega a su antojo con la descontextualización creando escenarios casi surrealistas que, no obstante, logra hacer pasar por verosímiles pues introduce con facilidad al lector en el juego de la metáfora y el absurdo.

La concesión de esta medalla es una buena ocasión para reivindicar la figura de Antonio Fraguas ya que en este país aún se sigue creyendo que manifestaciones artísticas como el humorismo gráfico, el cómic o la ilustración, son creaciones de segundo orden que no merecen situarse al mismo nivel que las artes mayores. Y, además, porque las ideas que sostiene en temas como los derechos humanos, la inmigración, la igualdad de género, la economía global, la xenofobia, etc. han contribuido y contribuyen a la deseable generalización de valores y actitudes de tolerancia, respeto y convivencia pacífica sin dejar de lado la crítica o el derecho a defender las propias creencias.


ENLACES

Entrevista en la Cadena SER

Página oficial de Forges

Forges en la Wikipedia

Forges o la inocencia recuperada, artículo de J.M. Hinojosa en Tebeosfera

Forges, con sentido y mucho humor, entrevista de Rosa Sivianes publicada en el nº 22 de la revista Meridian y reproducida en Tebeosfera

Hermano lobo

La Codorniz

Por Favor

Ricard Opisso

[1Hermano Lobo, semanario de humor dentro de lo que cabe (1972-1974)

[2Por Favor (1974-1978)

[3El Papus (1972-1987)

[4La Codorniz, la revista más audaz para el lector más inteligente (1941-1978)

[5El Jueves, la revista que sale los miércoles (1977)

[6Umberto Eco: El nombre de la rosa.

[7La sección se titulaba “¡Tiemble después de haber reído!”


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