SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


abril de 2009

número 2
ISSN: 1988-9607
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ILIA

Os presentamos algunos textos narrativos que los alumnos de 1º de ESO han escrito en el Taller de Lectura: son voces frescas que, con una imaginación rica y sorprendente, nos conducen a mundos nuevos, inexistentes hasta que han sido creados.

María Barral Gil
Alumna de 1º ESO A

[*CAPÍTULO III. UN POCO DE HISTORIA Y BOTÁNICA*]





Kiara estaba asombrada, y no sabía qué decir exactamente, aunque entonces el hada habló; como si le leyera el pensamiento le respondió a varias preguntas que ella misma se planteaba:

— Lomback, -comenzó Ilia—sí, así se llama mi mundo. Es extraño, no sé nada de lo que ha pasado, pero sí sé cosas sobre Lomback. Es como si...-se calló- Bueno, será mejor que empiece desde el principio.

Seguramente, cuando me viste, pensaste que era una bebé hada, pero no, los de mi especie somos así de pequeños. Nos hacemos llamar "flowkis". Todos llevamos nombres de flores que existen en mi mundo. Mi flor, Ilia, en lombacko quiere decir "corazón de pétalos". Ese nombre, desde que nacemos, adopta gran importancia pues se la representa como la guardiana de tus pensamientos y recuerdos. Y ahí es donde quería llegar yo. Si encontráramos una Ilia, probablemente sabríamos lo que ha pasado... Pero no se puede -dijo desanimada-. Las Ilias se alimentan de magia; pero no es malo para nosotros porque, si en un bosque hay demasiada magia en el aire, ciertas plantas acabarán muriendo. Por eso son importantes las Ilias.

— ¿Cómo son? -preguntó Kiara, asombrada por toda la información que estaba oyendo. Magia...Hacía mucho tiempo que había dejado de creer en ella.

— ¿Las Ilias? Son flores que viven en un centro formado por bichitos que están adheridos a una bola, que es la que absorbe la magia. Pero alrededor está llena de pétalos que la recubren. Pueden ser de variados colores, pero mi Ilia, quiero decir, la que guarda supuestamente mis recuerdos -explicó- será de dos colores: los filos de los pétalos del color de mi piel y el resto del color de mi sangre.

— ¿De tu sangre? No veo muy bonita una flor rosa y roja.

— Es que... mi sangre no es roja. Los de mi especie podemos tener tonos.

— ¿De verdad? —Kiara no sabía qué más sorpresas se iba a llevar.

— Sí, pero...yo no sé de qué color es mi sangre. Y solo hay una forma de saberlo: haciéndome una herida. Pero en el caso de que supiéramos cómo es mi flor, después tendríamos que buscarla. Y además todo lo que te he dicho de que se la representa como la guarda de tus pensamientos y recuerdos... lo de que a los flowkis se nos representa como una flor...es verdad que todos nos llamamos como flores... pero el resto...—miró fijamente a Kiara— es una leyenda. Nadie sabe si es mentira o es verdad.. ¿De verdad estarías dispuesta a buscar en cada rincón del mundo, poner tu vida en peligro, para saber qué ha pasado? Ten en cuenta que podríamos pasar años buscando para saber lo que pasó en un instante o para que la leyenda no fura cierta.

Kiara se dio cuenta de que iba en serio, el hada la miraba muy seriamente. Entonces pensó en sus padres, ¿qué pensarían si volvían y no la encontraban? Pero también recordó a tía Pinky. Y se la imaginó llorando de puro miedo, en peligro. Sabía que si reflexionaba más, se quedaría. Lo dijo todo del tirón, sin pensarlo, como si fuera otra la que hablara:

— Sí; estoy dispuesta -se sorprendió de lo que ella misma había dicho- verás Ilia, no solo me he perdido el momento en que has llegado, sino que también he perdido a una amiga —notaba la boca seca y las lágrimas le brotaban de los ojos—. He llegado y no la he visto y...—una lágrima le cayó por el lado de la nariz, y fue deslizándose por su mejilla. Se la enjugó, no sabía si con rabia o con miedo. Pero enseguida repitió:

— Sí; estoy dispuesta.

Ilia la miraba, y le dijo:

— Bien, entonces empecemos por el principio. ¿Tienes algo afilado?

Kiara asintió y le dio un alfiler que estaba sobre la mesa. Ninguna de las dos dijo nada cuando Ilia se lo clavó en su diminuto brazo. Kiara apartó la vista; no soportaba ver al hada haciéndose daño.

Cuando miró, ya había salido un líquido de color blanco brillante y puro, como la nieve recién caída.


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