APUNTES DE VIAJE: LA "RUTA SÉNECA-QUIJOTE" DEL IES SÉNECA.

ENCUENTROS EN LA 2ª FASE

Un coche de policía me sigue en el bullicio de la feria. Como no he cometido ningún delito, continúo mi marcha impertérrito. De pronto reconozco una mirada cómplice a través de una ventanilla: son ellos, “el cuerpo”, nos habían acompañado durante el todo el trayecto y eran, por tanto, partícipes del espíritu de la ruta, que había sacado lo mejor de cada uno de nosotros y nos predispuso para futuros reencuentros.

ACUARELA

Sorpresa, asombro, Manchafanía. Cayeron los tópicos. Surgieron, no obstante, los molinos, aspas y no menos bellas turbinas sobre el cielo azul intenso, tiara de las montañas, a veces arropadas por la calidez del bosque mediterráneo, como islas sobre océanos multimatices de verdor. Arroyos que acariciaban las enormes llanuras, tan impactantes para nuestras pupilas, confinadas entre la sierra y el contorno de la Mezquita.

Movimiento continuo, el nomadismo atávico se reafirma en cada paso y nos dota de una resistencia inusual. Aflora el sentimiento tribal, la tolerancia, el reparto de las tareas, la supervivencia del grupo. El Séneca ruge haciendo camino en aras del reto, la aventura… la locura.

INTERLUDIO

El motor funcionó a la perfección, la rodada fue impresionante gracias al equipo de ingenieros que trabajó durante meses en ese proyecto. Todas, absolutamente todas las piezas del engranaje encajaron con precisión.

Rememorando al salmista: que me quede sin palabras si no aplaudo a los alumnos con matrículas cum laude, a pesar de alguna travesura (juventud, divino tesoro), y a todas las personas que pusieron todo su empeño y su energía en llevar a buen puerto este éxodo de ida y vuelta.

Anecdotario: memorable noche de retiro en la casa parroquial, algún caso de faquirismo, Meli y Juan contra la Ley Seca, las “sorpresas” del Jefe, la reclusión en la venta o el baile de conos ante la Delegada, por dar algunos ejemplos.

EL DÍA EN QUE EL DIABLO SE VISTIÓ DE CURA

Abrazamos el aire del Greco, la majestuosa silueta del Toledo nos llama como el canto de las sirenas, culminando la etapa más larga y gratificante. El camino nos ha transmutado. Ayudados por la hechicera de las flores, reviven Don Quijote, Sancho y una buena muestra de la sociedad de su época. Por un momento, cruzamos la delgada línea que separa realidad y fantasía (algún político encontró difícil el camino de vuelta) arrobados por los bailes y las sonrisas en la plaza de la catedral, bálsamo para los sentidos. Desde la atalaya de autoridades, entre el bien y el mal, desfilamos hacia el regreso.

De vuelta a casa, ahítos de vivencias, nos preparamos para la Ruta de la Seda, esta vez en camello, pero hasta entonces ponemos los pies en agua con sal, y descansamos.