SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


abril de 2009

número 2
ISSN: 1988-9607
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CONTEXTO HISTÓRICO DE LA VIDA DE ESPRONCEDA

Francisca Rojas
Profesora. Departamento de Geografía e Historia

En 1808, cuando nace Espronceda, España inicia la Guerra de la Independencia, la más cruel de las que se viven en el siglo XIX en nuestro país no sólo por su duración sino también por su múltiple carácter [1]. Basta mirar la serie de grabados de Goya “desastres de la guerra” para percibir la barbarie que se vivió entre 1808 y 1814.

En el contexto de esta guerra, el liberalismo político español consiguió que se aprobara la constitución liberal, muy avanzada, de 1812 [2] y también todo un conjunto de normas que garantizaban a la burguesía - que se comporta en estos años iniciales del XIX como una clase social revolucionaria- el acceso al poder político y económico: fin de los señoríos y privilegios feudales, desamortización de bienes eclesiásticos, abolición de la Inquisición y de la Órdenes Militares, etc.

Al finalizar la guerra se produce la vuelta a España de Fernando VII (había estado “prisionero” [3] en Francia durante la misma) quien derogó la constitución de 1812 y demás normas aprobadas por los liberales. Además inició una dura persecución contra ellos y contra todos los que habían colaborado con los franceses en la Guerra de la Independencia y el reinado de José I, los llamados afrancesados.

Ahora bien, los liberales, a pesar de la represión, crearon sociedades secretas [4] con objeto de organizar conspiraciones y revueltas para recuperar el poder y restablecer la legislación liberal. Así, en 1820, un sector liberal del ejército, dirigido por Rafael Riego, se pronunció contra la monarquía absoluta y consiguió que Fernando VII acabara aceptando la constitución de 1812, que el gobierno de la nación estuviera en manos de los liberales y que otra vez volvieran a ponerse en marcha las normas revolucionarias aprobadas por las Cortes de Cádiz.

No duró mucho tiempo esta nueva experiencia liberal pues en 1823 un ejército francés, los Cien Mil Hijos de San Luis, entró en nuestro país a petición del rey y devolvió el gobierno a los absolutistas, iniciándose nuevamente un periodo de represión de los liberales que empezó por el propio Riego, quien fue ajusticiado. Empieza de este modo la Década Ominosa (1823-1833)

Si en el Trienio constitucional o liberal los liberales se dividieron (moderados y exaltados) en la Ominosa Década lo harán los absolutistas: el sector moderado será partidario de un acercamiento a los liberales más tibios y de dotar al país de una Carta Otorgada; el sector radical será partidario de la línea dura [5] y protagonizarán acciones armadas entre las que destaca la “Revuelta de los Agraviados” o Malcontens en 1827. Junto a estos actos de fuerza absolutistas hubo, además, pronunciamientos y conspiraciones liberales (la más conocida la de Torrijos, en Málaga) , que no son sino el reflejo en nuestro país de los movimientos revolucionarios burgueses europeos, especialmente a partir de 1830

División del absolutismo y reforzamiento del liberalismo contribuyeron a que, a la muerte de Fernando VII, se pusiera en marcha, ya definitivamente, el proceso de construcción del Estado burgués y la sociedad burguesa. Corría el año 1833 y se inició el regreso de los exiliados liberales (entre ellos Espronceda) y la excarcelación de los prisioneros políticos.

Entre 1833 y 1843 la reina de España es Isabel II, pero al ser menor de edad ejerció la regencia su madre primero y el general Espartero después. Durante este periodo España conoció de nuevo la guerra civil (Primera Guerra Carlista, 1833/39) aparentemente provocada por una cuestión jurídico - sucesoria (¿Estaba o no vigente la ley sálica y, por consiguiente debía reinar o no la hija de Fernando VII?), pero que en realidad era un conflicto político social entre los partidarios de seguir manteniendo el Estado absoluto (carlistas/absolutistas/privilegiados feudales) y los partidarios de construir un Estado liberal – burgués (isabelinos/liberales/burgueses).

En dicha guerra civil se impusieron los liberales y en el contexto de la misma se aprobaron todo un conjunto de normas que tenían como objetivo consolidar el poder político y económico de la burguesía, normas que ya se había esbozado en la primera experiencia liberal, allá por la Guerra de la Independencia y las Cortes de Cádiz [6].

Espronceda contribuyó a este triunfo actuando como periodista, como escritor, y como miembro de la Milicia Nacional [7]. Cuando falleció en 1842 el liberalismo español estaba ya en el poder, construyendo una nueva sociedad, la burguesa, la que liquidó la sociedad feudal. Espronceda, seguidor de la corriente progresista del liberalismo español, no pudo ver como la burguesía española dejó de ser revolucionaria para convertirse en conservadora una vez conseguido definitivamente el poder.


[1El Profesor Álvarez Junco nos habla de múltiples niveles de conflicto durante esta contienda, coincidentes en el tiempo y alimentados entre sí, a saber: fue una guerra internacional que enfrentó a Francia e Inglaterra en tierras de la Península Ibérica; un conflicto civil que dividió a los españoles en relación al cambio de dinastía; una lucha religiosa de los católicos españoles frente a los invasores ateos; una contienda político-dinástica que enfrentaba a los partidarios del buen gobierno, representado por Fernando VII, frente al mal gobierno representado por el ilustrado Carlos IV y su ministro Godoy, etc.
Ver ÁLVAREZ JUNCO, José. La invención de la guerra de la Independencia, Studia histórica, historia contemporánea, vol X

[2Llamada de Cádiz por haber sido elaborada y aprobada por unas Cortes reunidas en la única zona de España no ocupada por los franceses. También llamada la “Pepa” por su promulgación el 19 de marzo, festividad se San José, de 1812.

[3La prisión de Fernando VII en Francia es bastante relativa Fernando VII pasó la guerra en Valençay cerca de París. Allí realizaba una intensa vida social (bailes, comidas, tertulias, etc.) y en ningún momento intentó huir. Además, de algunas cartas que escribió a Napoleón puede deducirse su satisfacción con el estado de cosas en que vivía.: “Mi gran deseo es ser hijo adoptivo de Su Majestad el emperador, nuestro augusto soberano. Yo me creo digno de esta adopción, que sería, verdaderamente, la felicidad de mi vida, dado mi amor y mi perfecta adhesión a la sagrada persona de Su Majestad Ilustrísima y Reverendísima, y mi sumisión y entera obediencia a sus pensamientos y a sus órdenes
Sabemos que esta y otras cartas del mismo tenor ni le fueron dictadas ni se vio forzado a escribirlas. Mientras tanto los españoles más humildes se batían con un ejército francés que se enseñoreaba de buena parte del país.
Ver FONTANA, J.. La crisis del Antiguo Régimen 1808 – 33. Crítica, Barcelona, 1983

[4Las sociedades secretas son sociedades de variados fines, con estatutos y funcionamiento clandestino, cuyos miembros mantienen en secreto la calidad de tales. Se caracterizan por la selectividad, el hermetismo y la ocultación de sus actividades. La más famosa de estas sociedades es la masonería. En España, desde el Trienio Liberal (1820-1823) se crearon, independientemente de las logias masónicas, sociedades de carácter político radical entre las que destaca la “Cofradía de Comuneros”. El joven Espronceda perteneció a los “Numantinos”.

[5Eran conocidos con el nombre de apostólicos y estaban organizados en sociedades secretas como el “Ángel Exterminador”. En un folleto, publicado en 1824, titulado ¡Españoles, Unión y Alerta!, queda recogida su ideología y programa: restablecimiento de la Inquisición, persecución de los liberales, etc.
En 1824 se publicaba en Málaga el Manifiesto de las persecuciones que durante el Gobierno revolucionario sufrió don Juan de la Buelga, en que además expone varios principios y hechos de los demagogos. Allí quedan claras las ideas apostólicas cuando dice ”sepan finalmente los llamados liberales que en realidad son masones, comuneros, ateístas, materialistas, jansenistas, luteranos, en una palabra impíos, que soy enemigo suyo y de todos los llamados constitucionales, que les tengo declarada guerra eterna y que jamás haré las paces con quien no se reconozca realista absoluto, sin añadidura, y cristiano católico, apostólico y romano.

[6Fin de la aduanas interiores, abolición de los señoríos, desamortización de todo tipo de bienes,
supresión de la Inquisición y de la Mesta, etc.

[7Fuerzas cívico militares para la defensa del orden constitucional creadas en la C. de 1812. Son disueltas en los periodos absolutistas y de los gobiernos moderados. Las constituciones moderadas no las mencionan. En los periodos revolucionarios y de gobiernos y constituciones progresistas del XIX vuelven a reaparecer.


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