SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


abril de 2009

número 2
ISSN: 1988-9607
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¿HAY ALGO MEJOR QUE INTENTAR CAMBIAR EL MUNDO?

Nuestro Mercadillo Solidario

Antonio Barral Gil
Alumno de 4º de ESO F

Como seguramente el lector sabrá, poco antes de las vacaciones de Navidad, se abrió una especie de mercadillo en el Instituto Séneca. Puede incluso que lo visitara. Tal vez pensó, en ese momento, al ver lo que se vendía: "vaya cosas cutres, o para qué quiero yo eso, o eso lo puedo hacer yo"...Y un largo etcétera de frases por el estilo.

Pero lo que pudo el lector no saber es que, detrás de todos esos materiales reciclados con forma de carteras o fundas, de las maquetas, de los platos, de los azulejos, de todos los productos del mercadillo, se escondía un numeroso grupo de personas, cargadas de ilusión por la empresa que, sin tener la obligación de llevarla a cabo, tenían por delante: fabricar cualquier cosa con la imaginación y los materiales del taller de tecnología (por lo que tiene más mérito todavía el mercadillo). No por el placer de hacer artesanía casera, perder horas de clase o subir un poco la nota. No, lo hacían para ayudar a personas más desfavorecidas que nosotros, aquellas a las que la mala suerte y la pobreza de su entorno les hace imposible acabar con su desgracia. Aquellas personas consumidas por alguna enfermedad o simplemente por el hambre.

Seguramente, esas desgraciadas personas no conocerán al niño que hizo un azulejo en un remoto instituto y lo vendió en un mercadillo solidario, ni al profesor, amigo, familiar o completo desconocido que lo compró. Pero, al menos, recibirán una oportunidad de dejar de ser esa persona a punto de morir o hambrienta.

Y ese niño que fabricó el azulejo, esa persona que lo compró y todos los que contribuyeron a convertir ese poquito de dinero en la solución de la vida de alguien, podrán estar eternamente orgullosos de que han contribuido con su granito de arena.

Porque, ¿hay algo mejor que intentar cambiar el mundo?

En conclusión, no podemos más que sacar consecuencias positivas del mercadillo: nos ha ayudado a estrechar lazos entre nosotros, nos hemos reído, nos hemos hechos más responsables al estar a cargo de alguna fase de fabricación del producto o al estar vendiéndolo, hemos cometido errores y hemos aprendido de ellos, hemos contribuido a una buena causa…Y muchas más razones que convierten esta experiencia en un ejemplo de cooperación, esfuerzo y solidaridad.


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