SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


abril de 2009

número 2
ISSN: 1988-9607
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MELISA...Y SUS AMIGOS

Álvaro García Aragón
Alumno de 1º de Bachillerato



Hace mucho, mucho tiempo (unos dos millones de años atrás) una pequeña piedrecita llamada Melisa se posaba sobre un frondosa valle. Un día , mientras hablaba con sus amigas las plantas, se fijó en que un nuevo individuo había llegado al valle. Su cara le resultaba familiar, tanto que no podía apartar sus microscópicos ojos de él. Al rato, cayó en la cuenta de que era realmente parecido a su amigo Pithecus, el cual un día desapareció del valle sin dejar huella.

— "Y ni siquiera se despidió"— pensó para sí Melisa.

Poco a poco, se dio cuenta de que este nuevo habitante, llamado Habilis (según la información aportada por las cotillas nubes que por allí pasaban), era un pelín más inteligente que su antiguo amigo, Pithecus. Además, el nuevo era más habilidoso con las manos y usaba a sus otras amigas, las piedras, como si fuesen herramientas. Melisa observó que era un adicto a la fruta y además recolectaba todo.

Cierto tiempo después apareció otro individuo que parecía conocer a Habilis. También usaba a las piedras como Melisa como herramientas, aunque este lo hacía con mayor sofisticación. Un día, cómo no, le tocó a Melisa ser la elegida:

— ¡No, por favor, no me uses a mí! Yo quiero seguir aquí para seguir observando cómo sigue todo —dijo Melisa.

— No te preocupes—dijo el individuo.—Yo no voy a hacerte daño, y gracias a mí descubrirás nuevas tierras y habilidades que desconocías que poseías.

— ¿Sí? ¡Qué chulo! Pero… ¿Cómo te llamas?

— Mi nombre es Erectus—dijo.

A partir de ahí, se hicieron amigos y gracias a él. Melisa conoció nuevas tierras lejanas, llamadas Asia y Europa. Descubrió que Erectus amaba la carne (al contrario que Habilis) y que para conseguir cazar a los animales empleaba hábiles estrategias. También vio que ella misma podía servir de ayuda a los demás.

Años más tarde, Erectus dejó a Melisa tirada en una cueva llamada Atapuerca (según informaban unos amables murciélagos que por allí rondaban). Ella estaba muy triste porque había perdido a su amigo, pero eso acabó cuando conoció a Antecessor, un nuevo “ser” que al parecer habitaba en aquella cueva. Melisa se percató de que su amigo poseía una combinación de rasgos fascinante, puesto que su cara era como un “aire nuevo”, pero poseía rasgos muy parecidos a los de Habilis y, sobre todo, a los de Erectus.


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