SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


abril de 2009

número 2
ISSN: 1988-9607
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EN EL CENTENARIO DE D. ANTONIO DOMÍNGUEZ ORTIZ

El dia 21 de octubre se cumplen cien años del nacimiento de don Antonio Domínguez Ortiz, maestro indiscutible de historiadores y gran impulsor de los estudios de Historia Moderna sobre Andalucía.

Juan Aº Muñoz
Profesor. Departamento de Geografía e Historia.

D. Antonio nació en Sevilla en 1909 y murió en Granada, nonagenario, en 2003.

Todavía recuerdo cómo, en noviembre de 1995, aquí, en la presentación del volumen sobre Historia Moderna de las Actas de IIº Congreso de Historia de Andalucía, algunas voces -díganse autorizadas “de facto”- le definían como “patriarca de la Historia de Andalucía”. Él, con su habitual modestia, no se consideraba acreedor de semejante título. Del mismo modo, se consideraba “sevillano de nacimiento, pero acaso granadino de adopción”.


Desde muy pequeño, Domínguez Ortiz sintió especial predilección por la Historia. Estudió Magisterio y, al tiempo que ejercía como maestro en Écija y Sevilla, se licenció en Filosofía y Letras en 1932. Ya en aquellos lejanos -y convulsos- años ’30 del pasado siglo, comenzó a destacar por sus documentados escritos y artículos sobre la España Moderna, desde tiempos de los Reyes Católicos hasta el final del siglo XVIII. Llegó, incluso, a ejercer durante algún tiempo como profesor auxiliar de la Universidad hispalense.

Una vez concluyó la Guerra Civil -y a pesar de haber estado movilizado en el bando vencedor y del prestigio intelectual que ya se había labrado- no tuvo acceso a la Universidad. En 1940 fue nombrado catedrático de Instituto. Y prosiguió su peregrinar, en compañía de su esposa, también profesora, por aquellos Institutos entonces de Bachillerato: de Sevilla pasó a Granada y, finalmente, al “Beatriz Galindo“ de Madrid. Fue uno de los errores (¿o aciertos?) de las “instituciones” de la época.

Sonado fue su fracaso en varias oposiciones a cátedra universitaria, por motivos totalmente ajenos a sus innegables condiciones. Don Antonio, honrado y coherente a carta cabal , nunca se rebajó a las trifulcas ni a las componendas entre colegas intelectuales, ni durante el franquismo, ni durante la democracia, con el objetivo de lograr a cualquier precio un puesto en la Universidad.

Fue pionero del estudio de la Historia social, especialista en la Edad Moderna, entre los siglos XV y XVIII, con una amplitud y altura de miras considerable. Es más: llamaba a las épocas y a las gentes por su nombre, al tiempo, propio y común, sin medias tintas ni modismos por causa de lo “políticamente correcto” (e históricamente, FALSO): así, hablaba del siglo XVI como “la España del Renacimiento”, del siglo XVII, como “la España del Barroco” y del siglo XVIII, como “la España de la Ilustración”, y a los Austrias, les llamaba los Austrias, y no con ese sentido falaz de llamarles, de unos años para acá, “los Habsburgo”, cuando aquí nadie les llamó así, ni cuando reinaban, ni antes, ni después. Y no deja de sorprender que -en palabras de un joven historiador actual- no fueran pocos "los catedráticos de las universidades españolas y extranjeras que acudían a consultarle en innumerables ocasiones”.

Académico de la Historia -y correspondiente de numerosas instituciones españolas y extranjeras-, pese a no ser profesor titular de Universidad, hoy día sería, si no improbable, casi imposible obtener tanto reconocimiento. Bien está decir que sus méritos eran sobrados, y su capacidad de trabajo, difícil de superar, en unos tiempos sin informática ni tantos medios técnicos. Se le considera autor de no menos de cuatrocientos trabajos, entre artículos (en libros y prensa), libros de texto, ponencias en congresos, reseñas bibliográficas, prólogos, y colaboraciones en radio y televisión.

De entre su ingente obra, destacamos:

Orto y ocaso de Sevilla (1946).
La sociedad española en el siglo XVIII (1956).
Política y hacienda de Felipe IV (1960).
La sociedad española en el siglo XVII (1963-70).
Crisis y decadencia en la España de los Austrias (1969).
Los judeoconversos en España y América (1971).
El Antiguo Régimen: los Reyes Católicos y los Austrias (1973).
Las clases privilegiadas en la España del Antiguo Régimen (1973).
Hechos y figuras del siglo XVIII español (1973).
Sociedad y Estado en el siglo XVIII español (1976).
Historia de los moriscos. Vida y tragedia de una minoría (1978-85).
Historia de Andalucía (1980-81).
Andalucía, ayer y hoy (1984).
Política fiscal y cambio en la España del siglo XVII (1984).
Instituciones y sociedad en la España de los Austrias (1985).
Carlos III y la España de la Ilustración (1988).
Historia de España (12 volúmenes, 1988-92).
El Antiguo Régimen (1999).
España, tres milenios de historia (2000).

Sus obras, muy por encima de modas, tendencias, sectarismos y
partidos, son aún referente básico para conocer la España moderna hasta en detalles muy pequeños. Y esto no significa que don Antonio fuera un historiador anticuario -que, si nos atenemos a la definición nietzscheana, es aquel que se dedica a un apartado muy concreto y específico de la Historia, como un anticuario que guarda celoso su tesoro. Al contrario: meticuloso, extraordinariamente dialogante y al tiempo didáctico, las obras de don Antonio siempre aportan conocimientos nuevos, datos, detalles, asombrosas síntesis de conjunto que dan una idea más que diáfana de aquellos tiempos, áureos en muchos aspectos, oscuros y hasta siniestros en otros.

La España Moderna es más moderna gracias a los estudios de Don Antonio. Cuando ya llevaba cuatro décadas largas de magisterio (o, como hoy se dice, docencia) y al menos tres en el CSIC, como investigador, por fin se le abrieron las puertas de la Real Academia de la Historia. Ya hacía años que estaba en Madrid, al tanto de la vida intelectual y cultural de la Villa y Corte. Sus últimos años estuvieron ensombrecidos por la pérdida de su esposa.

Fue objeto de un sonado homenaje, en 1979, en presencia del entonces ministro Otero Novas. Dejó Madrid y se volvió a Granada. La ciudad de la Alhambra fue el lugar desde el que don Antonio ejerció su patriarcado sobre la Historia Moderna andaluza y desde donde se desplazó para recibir numerosos galardones, como el “Príncipe de Asturias” de Ciencias Sociales en 1982 y el “Menéndez Pidal” de investigación histórica en 1986. También fue reconocido como Hijo Predilecto de Andalucía en 1985.

Córdoba, como no podía ser menos, puso su nombre a una calle, situada a las espaldas de la Parroquia del Carmen de Puerta Nueva y la Facultad de Derecho. A nuestra ciudad, -e incluso a nuestro Instituto- vino a dar conferencias. Su palabra valía su peso en oro.

Don Antonio Domínguez Ortiz, historiador de España y Andalucía, murió el 21 de enero de 2003. El que, a posteriori, se conceda un premio con su nombre desde instancias públicas (y políticas), no aporta muchos elementos para dar a entender quién fue realmente este hombre, grande de estatura y aún más de talla intelectual. Humanistas ,eruditos e intelectuales ,como él lo fue, hacen falta en un mundo, una sociedad, que cada vez denota una mayor necesidad de cultura, educación, valores.

Sirvan estas breves líneas de un apenas iniciado, para reivindicarle multos annos como ejemplo para las generaciones venideras, en el centenario de su nacimiento.


Enlaces de interés
[*Trabajos en Red de D. Antonio Domínguez Ortiz*]
- EL PROBLEMA JUDÍO
- LA HISTORIOGRAFÍA LOCAL ANDALUZA EN EL SIGLO XVII
LA BATALLA DEL TEATRO EN EL REINADO DE CARLOS III (1) y (2)

[*Artículo sobre D. Antonio Domínguez Ortiz*]
ANTONIO DOMÍNGUEZ ORTIZ, UN HISTORIADOR SOCIAL por
Ricardo García Cárcel (Revista Historia Social nº 47, IV 2003) .


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