abril de 2009
número 2Son las cuatro de la tarde y llegamos al despacho de María Rosal en la Facultad de Ciencias de la Educación. Nos recibe con simpatía y cordialidad, a pesar de la hora y del esfuerzo especial que le ha supuesto hacernos un hueco en su repleta jornada de trabajo. Enseguida empezamos a hablar de literatura y de otros muchos temas, con tanta naturalidad que el tiempo se nos pasa sin darnos cuenta.
Lucía López, Nieves Marín, Ángela García e Irene Sánchez
Alumnas de 1º y 2º de bachillerato
Coordinación: Mª Dolores Ansio
— ¿Qué consejo nos daría si le decimos que nos gusta escribir, que amamos la lectura…?
Que leáis, que leáis, que leáis. Después, que escribáis. Y que no tengáis prisa por publicar.
— ¿Cree necesaria la distinción constante del masculino y femenino, tan presente en el lenguaje políticamente correcto?
Sí, aunque es verdad que a veces cansa.
— ¿Tiene alguna pasión especial fuera de la poesía?
Sí, el ensayo, la narrativa, la poesía otra vez.
— ¿Cree en el tópico latino del “Carpe diem”?
Absolutamente. « Primum vivere », que decían los latinos. También escribir es una forma de vivir. A veces disfruto mucho inventándome la realidad. Eso es algo que hay gente que no entiende y se cree que los poetas somos los seres más sinceros del universo. También la poesía es un mundo de ficción.
— Como andaluza, ¿qué destacaría de su tierra?
A mí Andalucía me gusta. Es mi tierra y la quiero, pero a veces me duele ver algunas posturas que revelan mentes todavía muy cerradas.
— Ha escrito muchos libros, ha tenido un hijo…¿ha plantado un árbol?
He escrito muchos libros, pero quiero escribir más. He tenidos dos hijos y ahora estoy encantada de que sean mayores, independientes, de que estudien fuera. Voy a plantar varios árboles en los próximos meses, y plantas y hasta césped.
— ¿De qué adolece la sociedad actual?
Casi de todo. Aquello del hombre es un lobo para el hombre sigue vigente. No hay más que leer los periódicos o ver las noticias.
— ¿Qué valora más en la juventud?
Siempre he trabajado con jóvenes y me encanta. Transmiten energía. Yo he entrado algunas veces a clase triste o preocupada por algo y he salido feliz. Creo que la enseñanza y el contacto con gente joven me ha aportado mucho.
— ¿Hay que esforzarse para tener esperanza?
Desgraciadamente, en el mundo en que vivimos, sí.
— Lo dejaría todo por…
Lo dejaría todo por mi familia.
— Por cierto, “el pozo nos vigila/ aguarda su ración sin alegatos”, ¿nunca hay excepción en la norma?
Claro que hay excepciones. Eso es lo bueno. Y el pozo tampoco vigila siempre. Hay días en que está tranquilo.
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