CAMBRIDGE: LA RESPIRACIÓN INGLESA

Si Londres deja ver el cosmopolitismo en su máxima expresión, ciudades como Cambridge nos acercan a esa otra Inglaterra, no tan urbana, aunque tampoco excesivamente rural. Un punto medio entre el metro de acero y la verde campiña.

Cambridge, foco universitario por excelencia junto a Oxford, rezuma vida aún en época de vacaciones. Y lo ideal para percibir todo este dinamismo es perderse a pie (o a bicicleta, si se desea empaparse aún más del espítu local) por sus calles, peatonales en el centro histórico.

De esta forma, puede uno adentrarse en los colleges -la mayoría de los cuales abren sus puertas gratis- y andar por sus jardines hasta llegar a la orilla del río, por el que las barcas pasean a los turistas. Aunque no se pueda acceder por lo general al edificio, las puertas entreabiertas y las salas invitando al público permiten que el visitante se embriague del espíritu universitario. No puede uno dejar la ciudad sin entrar al King’s College, cuya capilla asemeja más bien una pequeña catedral.

Tampoco ha de marcharse uno de Cambridge sin entrar en algunas de sus librerías, con sección exclusiva de segunda mano. Si se prefieren las compras al aire libre, el mercadillo permanente en la plaza central ofrece la posibilidad de adquirir libros de segunda mano, comidas internacionales a buen precio, verduras frescas, vinilos, joyerías, souvenirs,…

En definitiva, Cambridge invita a perderse por sus calles, a sentarse en sus parques, a sentirse universitario se tenga la edad que se tenga. Cambridge invita a respirar, a desintoxicarse y eso es algo que todos necesitamos de vez en cuando.