febrero de 2012
número 4
Gema Rodas Cuevas
Alumna 3º E.S.O. B
3 de Agosto... un día cualquiera de mi vida, una mañana normal, que sin embargo, un hecho la cambió para siempre, y no sabría decir si para bien o para mal.
Una amiga se acercó sonriente, llevándote tras ella, y nos presentó de forma informal. Creo que en ese momento mi corazón pedía quererte, pero no me di cuenta de ello hasta que tus dos besos de presentación dejaron un cosquilleo en mi piel que me dejó con ganas de más. Desde entonces, cada uno de mis pensamientos era para ti, imaginando cosas imposibles, porque, ¿cómo podías haber sentido tú lo mismo que yo nada más conocerte? Casi me reía de sólo pensarlo.
Pero así lo quisiera el destino, y la suerte me sonrió. Una noche te acercaste a mí, y tu sonrisa, como siempre, me hizo sonrojar. Me tomaste de la mano, y yo vi una esperanza entonces. Me acerqué a ti, mientras veía cómo brillaban tus ojos en la noche, y nuestros labios se juntaron con suavidad. Cuando nos separamos, no hablamos; sobraban todas las palabras. Tan sólo tenía un pensamiento en mente: Hoy, 15 de Agosto, doce días después de conocerte, te has fijado en mí, haciendo por un momento que sea la princesa de mi propio cuento de hadas.
Tras aquella noche, cada día era demasiado corto para mí. Tus caricias, besos y abrazos, me hacían estremecer como si fuesen los primeros. Tú, con tu camisa rosa y tus pantalones marrones, y yo, con mi camisa morada y pantalones negros que tanto te gustaban, nos cogíamos de la mano al caminar entre las calles.
Lo más duro de todo, fue despedirte. Mis padres debían volver a trabajar en Septiembre, y yo debía continuar con mis estudios. Nuestra despedida fue simple, pero cargada de innumerables promesas para cuando nos volviésemos a ver.
Cada día al despertarme pensaba en ti, y aunque nos separaban muchos kilómetros, casi podía sentirte a mi lado. Esperaba cada día para poder llamarte y volver a escuchar tu voz. Como sucede siempre, un día discutimos, pero el nombre que le diste a nuestra pelea: "Nuestra primera crisis", me hizo reír después.
¿Qué fue lo que falló entonces?, ¿Qué fue lo que no te supe dar? Un día cualquiera recibí tu llamada, esperando encontrar amor en tus palabras como cada día, pero tus frases tan sólo describían nuestra despedida. Al guardar mi móvil, sólo una lágrima caía de mis ojos, pero hacía las veces de un ejercito de ellas.
Ahora me odias, y no entiendo razón. Tus malas formas, tus insultos, tus gritos... eres tan diferente a como te recordaba... Ya no hay sonrisas, ni besos ni abrazos, tan sólo odio y desdén, pero lo que peor me sabe, es que siento que yo no te puedo apartar de mi lado como has hecho tú conmigo.
Sé que debería odiarte, por el daño que me has hecho sin razón, por todo lo que dejaste que el viento se llevara en un segundo... Pero no puedo. Por muchos gritos que des, por muchas chicas que hayan a tu lado, por muchos besos que des y muchas manos cojas, yo siempre te seguiré queriendo, recordando a cada instante nuestros momentos en aquel verano de 2009, recordando aquellos días junto a ti, siendo la persona que ocupaba tu mente, y soñando con estar a tu lado mucho tiempo pero... he descubierto que los cuentos de hadas no existen.
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