febrero de 2012
número 4
Mª Victoria Campos García
Alumna de 1º de Bachillerato
¡Hace frío!, ¡hace calor!, ¡estamos en crisis!, ¡este bocadillo no me gusta!, ¡no me entero de este tema!, ¡quiero venir más tarde!… Estas son frases que se oyen constantemente en el Instituto, en la calle, en la televisión, y en todos los países, ciudades, pueblos y barrios ¡En todas las casas de nuestro planeta!
La gente lo llama: ¡quejarse! pero ¿para qué sirve?
Ayer le dije a mi madre: “tengo frío”, ¿qué me contesta? “arrópate con la manta de tu tío”. Y así termina la conversación, y se va tan tranquila. Es como cuando este verano le decía mi padre: “Papá tengo calor” y el jugaba con las palabras diciéndome “métete en un tambor.”
Un día en el Instituto, mi clase le pidió a la profesora cambiar el examen y la profesora respondió: “quejaros no os servirá de nada”.
Está muy claro que quejarse es gratis, pero que no sirve de nada. Esa es la opinión de todas las personas que conozco y el resultado final de la mayoría de las quejas que hacemos. Se podría decir que aquello que cuesta poco tiene escaso valor y, como consecuencia, provoca una nula consecución de lo que se quiere o desea.
Pero debemos resistirnos a dicho planteamiento, debemos continuar ofreciendo a todos los que están cerca de nosotros nuestras quejas, nuestra falta de aceptación a situaciones que nos incomodan, que nos resultan injustas, que las desechamos por contrarias a lo que queremos.
Por ello, es hora de decir que quejarse sirve de mucho, ha llegado el momento de manifestar que la queja nos da libertad, nos permite comunicar nuestra negativa a acatar una situación nada justa, nos permite valorar que el ser humano es contrario a aceptar cualquier situación, nos otorga la posibilidad de luchar en contra de aquello que nos deja fuera de nuestro razonamiento y lógica humana. Quejarse es el mejor ejercicio para sentirse vivo y despierto en esta sociedad que parece dormida y acomodada.
¡Papá!, ¡mamá!, ¡profesores!, ¡vecinos!, ¡amigos!, ¡¡YO VOY A SEGUIR QUEJÁNDOME!! y lo haré desde el respeto, con la libertad que este mundo me permite, para ejercer mi derecho a la comunicación, para que sepáis que valoro lo bueno y lo malo, y para que mi lucha obtenga el mejor resultado.
A todos os digo ¡quejarse no sirve de nada, por ahora!
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