SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


febrero de 2012

número 4
ISSN: 1988-9607
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¿QUERER ES PODER?

Francisco Genis Matilla
Alumno de 1º de Bachillerato

Habitualmente, usamos ese refrán que a tantas equivocaciones nos conduce. No, querer no es poder y nunca lo será, demasiados factores distintos dependen de ello. Se dice que con un poco de voluntad basta, pero basta para algunos casos. En muchas ocasiones hace falta mucho más que esas ganas y ese empeño que, sin duda, tan importantes son en cualquiera de los casos. Podemos querer ser multimillonarios pero, la gran mayoría, no lo seremos.

Esto nos conduce a la sociedad actual y, si no hacemos nada, probablemente a la futura. Existen muchos padres que consienten todos los caprichos de sus hijos, desde los más pequeños como un juguete, a los de mayor calibre, como podrían ser una moto o un coche.

Estos “niños de papá” acabarán “estrellados” en la primera curva de su vida o, en su defecto, llevándose una gran desilusión al ver que su padre no se lo comprará todo cuando alcancen cierta edad. Es en este momento, cuando ellos de harán unos desgraciados al comprobar, impotentes, cómo tienen que trabajar para poder ganarse el salario con el que podrán comer mañana.

Trabajar, qué barbaridad para ellos acostumbrados a poner la mano y a retirarla con un fajo de billetes. Muchos de ellos, acabarán recurriendo a la delincuencia para poder obtener ese dinero tan preciado, mientras que los que se han acostumbrado a trabajar y saben lo que cuestan esos caprichos, y son capaces de rechazarlos, estarán, probablemente, más tranquilos y mucho más satisfechos consigo mismos al ver a los otros que tanto envidiaban antes. En ese momento, darán gracias a sus padres por esa educación que recibieron y por haber sido tan “injustos” al no comprarles esa moto que tanto deseaban.

Deberíamos, pues, hacernos la pregunta de dónde están los valores que tan necesarios son para los niños. Ahora mismo están completamente perdidos porque nos encontramos en una sociedad de “todo vale” sin importar las consecuencias. Este rumbo ha de cambiar para que los que ahora estamos siendo educados no carguemos con la culpa de aquellos que educaron mal. Para esto, es esencial que rescatemos esos valores que cayeron ya hace tiempo en el baúl del olvido y los desempolvemos para cambiar la dirección hacia la que nos dirigimos vertiginosamente. Sí, empecemos por ahí y lo demás vendrá de la mano, solo hace falta tirar de la cuerda hasta ahora enterrada, porque este es uno de los pocos casos en los que querer es poder…


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