SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


junio de 2015

número 5
ISSN: 1988-9607
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VIAJAR EN EL TIEMPO

Alba Guillén Rivero (1º Bachillerato)

Volver al futuro” es una película estadounidense de ciencia ficción de 2004 sobre un descubrimiento accidental del viaje a través del tiempo. Para muchos la mejor película surgida del más puro cine independiente que combinó la ciencia ficción, en reinvención del espacio tiempo, con el drama impúdicamente humano.

La historia trata sobre cuatro hombres que trabajan en un garaje construyendo aparatos altamente complejos. En parte por accidente y en parte por ingenio, descubren un mecanismo con poderes que les permite conseguir prácticamente todo lo que quieran... un descubrimiento que podría cambiar el mundo y que pondrá a prueba la relación y confianza entre sus inventores. Después de asegurarse del escalofriante resultado de su empeño, a escondidas y durante las horas acordadas, empiezan a hacer experimentos. Todo parece funcionar a la perfección, pero no siempre la perfección es lo que se necesita. Poco a poco sube tu atención aferrada a una intriga que, bien trenzada, atrae de una forma alucinante.

Hoy en día, un artículo escrito por Stephen Hawking ha definido las vías que, según las teorías actuales de la física, podrían servirnos para viajar en el tiempo.

Stephen Hawking

En primer lugar, según Hawking, en teoría podría hacerse a través de ciertos portales espacio-temporales conocidos como agujeros de gusano que, según las ecuaciones de la teoría de la relatividad, son "atajos" que recorren el espacio y el tiempo.

El físico escribe que estos agujeros de gusano se encuentran por todas partes (en la llamada espuma cuántica o fundación del tejido del universo), a nuestro alrededor.

El único problema que presentan para cualquiera que quiera viajar en el tiempo es que son demasiado pequeños (se encuentran en el nivel cuántico o subatómico de la materia) como para que en ellos quepan personas o medios de transporte espacio-temporales.

Si fuera posible, con una técnica futura, hacer un agujero de gusano lo suficientemente grande, entonces podríamos viajar a través de ellos a otros planetas situados a años luz de distancia del nuestro o, quizás, al pasado, para ver a los dinosaurios, afirma Hawking.

Otra interesante idea que plantea Hawking sobre los viajes en el tiempo en su artículo es que éstos podrían hacerse navegando por los “cambiantes ríos del tiempo”. Según el físico, “el tiempo fluye como un río y parece como si cada uno de nosotros fuera inexorablemente arrastrado por su corriente” pero, de hecho, el tiempo es como un río en otro sentido: fluye a diferentes velocidades en distintos sitios, y ahí está la clave para el viaje al futuro.

Esta idea fue propuesta por otro físico: Albert Einstein, hace un siglo. Einstein pensó que debía haber sitios donde el tiempo se desaceleraba y otros donde se aceleraba.

Tenía razón, escribe Hawking, y la prueba llegó con la red de satélites de posicionamiento global (GPS) que, además de ayudarnos a navegar por la Tierra, ha revelado que el tiempo va más rápido en el espacio: los precisos relojes instalados dentro de estas aeronaves ganan alrededor de un tercio de la billonésima parte de un segundo cada día. El problema no está en los relojes: lo que ocurre es que la masa de la Tierra arrastra al tiempo y lo hace más lento.

Otra posibilidad para viajar en el tiempo, al menos en teoría, es la de los agujeros negros. Estos agujeros son regiones finitas del espacio-tiempo provocadas por una gran concentración de masa en su interior, con un enorme aumento de la densidad, que a su vez genera un campo gravitatorio de tal magnitud que ninguna partícula material, ni siquiera los fotones de luz, puede escapar de él.

Según Hawking, los agujeros negros tienen un efecto dramático en el tiempo, porque lo ralentizan más que cualquier otra cosa de la galaxia. Por tanto, estos agujeros son “máquinas del tiempo naturales”.

Stephen Hawking propone, por último, otro medio de desplazamiento en el tiempo: los viajes a una velocidad cercana a la de la luz. Según el científico, viajar casi a la misma velocidad de la luz, que se mueve a 300.000 kilómetros por segundo, nos transportaría directamente al futuro.

Para ilustrar esta posibilidad, Hawking utiliza el ejemplo de un tren de alta velocidad que saliese de una estación el uno de enero de 2050 y que pudiera dar siete vueltas a la Tierra cada segundo. A esa velocidad, en el interior del tren el tiempo transcurriría más lentamente que fuera. En una semana de viaje para los pasajeros, sin embargo, éstos llegarían a su destino 100 años después de haber salido, es decir, en 2150, según el tiempo terrestre común.

Aunque a escala macroscópica esta velocidad es imposible de alcanzar por el momento, lo cierto es que en el acelerador de partículas LHC (Gran Colisionador de Hadrones) del CERN, en Ginebra, se ha logrado que unas partículas subatómicas que normalmente se desintegran inmediatamente después de aparecer y llamadas mesones pi, se movieran a dicha velocidad. Como consecuencia, su tiempo de vida se prolongó hasta treinta veces.

Para hacer lo mismo con un ser humano, explica Hawking, necesitaríamos estar en el espacio y una nave que fuera dos mil veces más rápida que el Apolo X. Por tanto, parece que, en teoría, viajar en el tiempo es posible, quizá sólo sea cuestión de esperar.


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