"Marilyn leyendo Ulises" EVE ARNOLD (1952)

Iba pasando las páginas de mi libro, mientras las hojas del cómodo árbol en el que me encontraba sentada caían como si el tiempo no influyera en ellas.
Al parecer hoy tenía sesión fotográfica. Sinceramente, no me acordaba. Solo recuerdo haber llegado a este cálido árbol, apoyarme en él y comenzar a leer el Ulisesde Joyce, el libro que tenía entre las manos. Ese libro reflejaba a la perfección de mí día a día, un constante recuerdo de lo insignificante que es mi vida, pero a su vez, esa misma insignificancia es lo que la hace única.
El fotógrafo se acercó y, sin poder ocultar su cara de asombro, afirmó: “Un libro de tal complejidad debe ser complicado de asimilar para una mujer como usted, señorita”. Otra vez los mismos comentarios de siempre, ¿tanto les costaba entender que la inteligencia poco tiene que ver con la belleza? Pero de poco serviría echárselo en cara, probablemente acabaría riéndose de mí y pensando que solo soy un caso aislado de mujer con aires de grandeza. Ese solía ser mi pensamiento respecto al tema, pero ese día me sentía fuerte, por lo que me atreví a responder: “Siempre habrá una excepción que le demuestre a sus semejantes que no son una regla”. El fotógrafo, extrañado tras tal manipulación de un dicho popular, enmudeció. No realizó más preguntas y con la extraña mirada que tal respuesta le había provocado, se colocó, sacó la foto y se dispuso a continuar con su trabajo.
Tras haberse marchado, saqué el puro que tenía guardado dentro de mi mochila, lo encendí y procedí a fumármelo mientras me iba zambullendo en cada página de este libro. Así me quedé un buen rato hasta que, finalmente, llegó la hora de irme. Apagué el puro, me levanté y me marché pese a saber lo mucho que me costaría volver al estado de seguridad en mí misma al que la combinación de árbol y libro me había inducido.
Carlos Giovanetti 4º ESO A

Hace un par de semanas mi amiga Marta me dijo que vendría a nuestra ciudad una exposición de fotos de los años 50. En la mayoría de ellas aparecía la famosa Marilyn Monroe. En especial hubo una foto que me llamó la atención. En dicha foto aparecía Marilyn Monroe leyendo un libro sentada y muy concentrada.
Quedé embobada mirando la foto, cuando escuché a un hombre que estaba a mi lado decir:
- Esa mujer no se ha leído un libro en su vida.
Lo dejé pasar y después de eso fui a mi casa. Una vez allí me puse a investigar sobre Marilyn y descubrí no que solo lo había leído, sino que, además, había escrito varios libros de distintos tipos.
Al día siguiente volví a la exposición y vi de lejos al mismo hombre que había visto y escuchado el día anterior. Me acerqué a él y le dije:
- Las mujeres no somos solo una cara bonita.
El hombre se quedó callado durante un segundo. Luego dijo:
- Todas las mujeres que leen son peligrosas y poco atractivas, por lo que ella no ha leído nunca y mucho menos “Ulises”.
Le contesté que las mujeres estudiosas no dejan de ser atractivas por estudiar o leer y que la inteligencia no tiene nada que ver con la belleza. Seguidamente me marché hacia la foto de Marilyn y comencé a pensar en cómo sería su vida y si todo era tan perfecto para ella como nosotros creemos.
Después de mirar muy pausadamente la foto, descubrí en su rostro concentración, pero también la tristeza de no poder expresar su inteligencia frente a todos los hombres de esa época.
La belleza no era lo único que ella tenía y quería demostrarlo, aunque todo iría en su contra. Quizá, como consecuencia de ello, Marilyn tuvo una gran depresión que la llevó a meterse en el mundo de las drogas y que, posteriormente, ocasionó su muerte. Ella lo tenía todo pero aun así nadie podía hacerla feliz.
Cerró la exposición y mientras iba a mi casa recordé una cosa: “las mujeres que leen son peligrosas, y, según dicen, dejan de ser hermosas”
Y fue ahí cuando me desperté en mi cama. Eran las 02:00, todo había sido un sueño: la exposición no era hasta esa noche.
Creo que todo era un sueño premonitorio. ¿Ocurrirá todo esto en realidad?

Marta González Adán 4 º ESO B