SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


mayo de 2007

número 0
ISSN: 1988-9607
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DEFENSA DEL ESPAÑOL

Este artículo es un ejercicio de clase realizado en relación al estudio de las lenguas y dialectos hablados en España y de las características de los textos expositivo-argumentativos

Lucía López Zurita
- Alumna de 4º ESO D

Se nos propuso escribir un texto en defensa del español, en defensa, por tanto, de una lengua. ¿Pero es sólo eso? ¿Se trata de defender o reivindicar un conjunto de palabras, así, simplemente? Puedo afirmar con total convencimiento que eso no es así. Defender el español como idioma es algo más profundo: supone reivindicar una lengua, la nuestra, sí, pero sabiendo que ésta es un legado más que valioso que hemos cuidado y conservado a lo largo de los siglos. Un idioma, cualquier idioma, es mucho más que un código verbal, mucho más que miles de palabras formadas por letras que se unen previamente y dan lugar a una idea, a un pensamiento, a una emoción. El español, el castellano representa la memoria viva de cuanto hemos sido: nuestra riqueza, nuestros declives, nuestros triunfos y nuestros aciertos. Nuestra lengua, esa memoria viva que es un patrimonio común, ha sido un nexo entre lo que fuimos y lo que somos hoy, y servirá de enlace en un futuro.

La evolución de un país se ve a través de su lengua. Quizá afirmar esto del español no sea del todo correcto: la evolución de nuestro idioma es un reflejo de la evolución de toda España, sí, pero también de los pueblos hispanoamericanos. A día de hoy, el noventa por ciento de los hispanohablantes vienen de América. Son muchas más las personas que comparten la lengua en el mundo. Filipinos, gentes que la estudian por el mero placer de hablarla y muchos sefardíes, desperdigados hoy por el mundo desde que fueran expulsados en el siglo XV de España, pero que han conservado, como antaño hicieran con las llaves de las casas que dejaron aquí al partir, la lengua castellana como un elemento más de su riqueza familiar y personal. ¿Compartimos palabras, fonemas, letras que unidas tienen, curioso azar, un significado? No: compartimos ideas, emociones, sentimientos… Compartimos la riqueza que siempre supone conocer una lengua.

Cuando reivindico el español como idioma reivindico algo mucho más profundo: una cultura, un pasado común, la riqueza de tanto que se ha hecho usando nuestra lengua. Reivindico tantas obras cumbre, que hoy pueblan los anaqueles de la biblioteca de Atenea, que fueron escritas por personas que compartían mi lengua. Reivindico una historia común que hizo posible lo que somos. Pido, en contrapartida, un cuidado: el de nuestro idioma, el cuidado continuo de esto que nos pertenece a todos, el deber de mantenerlo vivo siempre, cueste lo que cueste.

Reivindico, en definitiva, la palabra como algo supremo. Como dijera Blas de Otero; “me queda la palabra”. Mis palabras, esas miles de palabras que compartimos todos, que son nuestras porque nuestra es la lengua que las contiene. Reivindico esas 83.000 palabras que son el tesoro más grande que poseemos.


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