SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


abril de 2008

número 1
ISSN: 1988-9607
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ENTREVISTA

G. R. A. : UN GUARDIA DE SEGURIDAD DE CÓRDOBA

Cristina Villalba y Luna Zea
Alumnas de 3º D

" Lo que más me hubiese gustado sería ejercer como policía científica"


Don G. R. A. (Guardia de Seguridad de Córdoba) nos abre las puertas de su casa para acercarnos un poco más a este empleo, que apenas conocemos a pesar de la importancia que tiene la seguridad en la sociedad actual.


-Cuéntenos: ¿ya desde pequeño deseaba dedicarse a esta profesión?

-En realidad, jamás hubiera imaginado que acabaría desempeñando este oficio. No es que no me gustase este trabajo, simplemente no pensaba en él como mi futura profesión.

-¿Piensa que es arriesgada? ¿Por qué?

-Sí, ya que debemos impedir que no se cometan delitos de ningún tipo, ni terroristas, ni robos, etc., y no es inusual que los delincuentes porten algún arma.

-¿Considera que su trabajo es indispensable?

-Sí, pues damos seguridad y protección a personas e inmuebles.

-¿Le gusta el oficio que realiza? Si no es así, ¿cuál le hubiera gustado ejercer?

-Me gusta mi trabajo, aunque para ser sincero, lo que más me hubiese gustado sería ejercer como policía científica.

-¿Cree que está bien pagado este empleo en relación a los riesgos que corre o a los que se expone?

-(Reflexiona durante unos momentos). Creo que no, porque nos exponemos a demasiados riesgos y, en mi opinión, carecemos de protección suficiente.

-¿Durante los años de aprendizaje ha realizado cursos de perfeccionamiento de su trabajo?

-Sí, claro, todos los años realizamos cursos de reciclaje, entre otros.

-¿Cree que son buenas las condiciones en que trabajo?

-Sí, pero creo que podrán mejorarse algunas cosas: más guardias para repartir los turnos, mayor protección a los trabajadores, etc.

-Y por último: ¿Podría contarnos alguna anécdota que le haya sucedido durante el desempeño de su trabajo?

-La verdad es que me ocurrió algo curioso: una noche nos avisaron a unos compañeros y a mí de que un coche había caído a la vía del tren desde una altura de algo más de ocho metros, por donde segundos después pasaría el tren talgo.Una vez llegamos a la vía, descubrimos que el coche había "perdido" la parte delantera (a ras del salpicadero) y la parte de atrás (por los asientos traseros); sin embargo, el habitáculo estaba intacto. Cuando accedimos al coche comprobamos que, afortunadamente, el ocupante resultó ileso, a pesar de los golpes que le causó el tren al coche. Ese día empecé a creer en los milagros.


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