mayo de 2007
número 0CARLOS M. SÁNCHEZ. MURCIA. Una madre angustiada acude al pediatra porque su hijo tiene un granuferio por tó el cuerpo. Afortunadamente, una simple inspección ocular desvela que el crío sólo tiene una erupción cutánea. Pero a veces no es tan fácil: si un paciente confiesa que le han recortao la bocamanga del pito, no habrá más remedio que sospechar que le han operado de fimosis.
Adaptación de Eugenio Alemany
Profesor de Lengua y Literatura
–Doctor, me duele mucho la molondra. Estoy abambao y estragao. Tengo los gonces enrobinaos y lovedao rojo como un tomate. No me entra ni un caldito, me voy de hilo y he descomido tres veces.
A los médicos, que suelen blindar sus diagnósticos con una jerga impenetrable, les llega a veces un enfermo que los desconcierta con un lenguaje peculiar y tan hermético como el clínico, el que usan las gentes del campo, las personas sin demasiados estudios y los ancianos, un
vocabulario aprendido en la infancia y oído en la calle, que no suele penetrar los muros de las universidades. Así pues, no resulta extraño que D. Carlos Ferrándiz, traumatólogo en Cartagena (Murcia), se haya decidido a publicar un libro para colegas (“Medicina popular en Cartagena”) donde se pone oído a estas expresiones populares. Con este diccionario cualquier clínico puede identificar la dolencia del paciente anterior, preocupado por su dolor de molondra (cabeza). La desgana (abambarse) y fatiga (estragos), la diarrea (irse de hilo), las articulaciones agarrotadas (gonces enrobinaos), lovedao rojo (garganta irritada) y los vómitos (descomer) le pondrán en la pista de la enfermedad.
–No se preocupe, es gripe.
Niveles sociolingüísticos y creatividad léxica. Frente a hablantes cultos y medios, estas personas son incapaces de cambiar su propio registro idiomático de modo que se ven constreñidas a emplear el mismo léxico en cualquier situación comunicativa, bien sea porque se sienten más seguras al describir los síntomas de un achaque, bien porque se afanan en imitar, con dudoso éxito pero infinito gracejo, los tecnicismos médicos. Con la norma académica culta en la mano estamos ante una jerga vulgar propia de sectores sociales al borde del analfabetismo funcional, pero si atendemos a la capacidad creativa del propio idioma nos hallamos ante un vocabulario ingenuo, pintoresco y pleno de expresividad.
Los ejemplos son variadísimos. Un primer indicio de infarto lo da el
pecho acorao (oprimido). Y en plena taquicardia los batíos andan desbocaos. Los diabéticos tienen azúcar porque no les funciona la asaúra (páncreas). Además, deben resignarse a una o varias indisiones diarias de ursulina.
La consulta del especialista en venéreas es una mina. Un marido impotente relataba, ahogado por la vergüenza, que se bajaba la portichuela del pantalón (bragueta) y, como no armaba, no podía clujirle a la parienta. De modo similar, la picasera en el empeine no debe confundir al especialista, ya que tiene más probabilidades de estar relacionada con un prurito en el nacimiento del vello pubiano que con un adormecimiento del pie. A los testículos se les denomina campechanamente compañeros; y la próstola (próstata) hace estragos a partir de cierta edad. Igualmente el aparato digestivo es un pozo sin fondo. Después de guascar, normalmente se obra, aunque no sea uno albañil, preferiblemente en el inodoro.
Un padecimiento doloroso es el de la asiática (ciática), aunque un recalcón en los quijales (dolor de muelas) o una culebrilla en el gemelo (calambre) no le van a la zaga. Y cuando se sospecha que se
tiene fiebre, lo mejor es ponerse el kilómetro y salir de dudas. Un gañazo con mala encarnadura es una herida que no cicatriza bien. En estos casos, no basta con poner un chapado (esparadrapo), y sí es conveniente, por precaución, administrar la vacuna del tuétano que, por cierto, no es intravenenosa.
El cáncer es una palabra tabú, que cuesta pronunciar, incluso a los médicos. No es extraño que la gente del campo lo llama el mal del vivo y que el tumor, si es maligno, reverdezca (se reproduzca). Son términos que subliminalmente eluden a la muerte.
La pediatría y la geriatría también aportan un caudal inagotable. Los recién nacidos se llaman criaturos. Cuando se enganchan bien (maman) da gloria verlos, pero a veces desahinan (rechazan el pecho) y luego se les nota fascosos y abotijaos. Otras veces el problema es al revés, están lambrijos y las madres piden al pediatra que les mande vitaminas para que les entre jalusa (hambre). Los ancianos, por su parte, suelen padecer de las coyunturas (articulaciones) y los cascalletazos (caídas) resultan muy peligrosos. Si además éstos son en la curcusilla(coxis), ¡ay!, para qué seguir contando…
A
Acedera: Hiperacidez gástrica.
Acorar: Oprimir.
Alear: Aumentar de peso los niños.
Aliacán: Ictericia.
Alunao: Meningítico o encefalítico.
Anca: Cadera.
Anzuelo: Orzuelo.
Alferecía: Epilepsia.
Armar: Ereccionar.
Artículos: Testículos.
Asaúra: Páncreas.
Asiática: Ciática.
B
Babi: Bata de médico.
Batíos: Pulsaciones.
Bocera: Llaga, afta.
Bollo: Chichón.
Boria: Cataratas.
Bramido de tripas: Retortijón.
Bola del jamón: Cabeza del fémur.
Bufeta: Ampolla.
C
Calóricas: Carótidas.
Canillas: Tendón de Aquiles.
Caña: Pierna.
Carámbano: Piojo grande.
Carriles: Glúteos.
Cascalletazo: Golpe.
Cerilla: Cerumen.
Chiflar: Inhalar.
Cólico apático: Cólico hepático.
Compañeros: Testículos.
Criaturo: Recién nacido.
Cuajarón: Coágulo de sangre.
Culebrillas: Calambres.
Curcusilla: Coxis.
D
Descomer: Vomitar.
E
Empeine: Arranque del vello púbico.
Enrobinao: Artrítico.
Esfarate: Aborto.
Esfurriao: Diarreico.
Exceso: Absceso.
F
Faratute: Trastorno.
Fascoso: Dispéptico.
G
Gajo: Absceso.
Galillo: Faringe.
Gañazo: Arañazo.
Girobao: Escoliótico.
Gonce: Articulación.
Granuferio/a: Erupción.
Guajerro: Esófago.
Guascar: Ventosear.
H
Hernia de Viriato: Hernia de hiato.
I
Intravenenosa: Vía intravenosa.
J
Jalusa: Apetito.
Jelusa: Bazo.
K
Kilómetro: Termómetro.
L
Lambrijo: Canijo.
Lovedao: Laringe.
M
Mal de pezuña: Glosopedia.
Malengue: Achaque.
Melva: Vulva.
Michirones: Dedos de los pies.
Mogollón: Bulto.
N
Niebla: Visión borrosa.
O
Obulatorio: Ambulatorio.
Obrar: Defecar.
Opilá: Estéril.
P
Palluelas: Varicela.
Patituerto: De piernas torcidas.
Picasera: Prurito.
Pipirijate: Síncope.
Pirindola: Pene de niño.
Polmoná: Pulmonía.
Próstola: Próstata.
Pujo: Heces sanguinolentas.
Q
Quebrancia: Hernia.
Quijales: Muelas.
R
Recalcón: Dolor sordo y continuo.
Reconcón: Comezón interior.
Refregá: Rasguño grande.
Remos: Brazos.
Ruedas: Piernas.
S
Sinporqué: Síncope.
T
Tejuelas: Vértebras.
U
Ursulina: Insulina.
Úlcera diagonal: Úlcera duodenal.
[Adaptación del artículo de CARLOS M. SÁNCHEZ. LA VERDAD de Murcia. 28-II-1999. Recogido en la sección ‘Recortes’ de www.TONOSDIGITAL.COM (Revista electrónica de estudios filológicos. Universidad de Murcia); ISSN 1577-6921, nº 6, Diciembre 2003.]
ISSN: 1988-9607 | Redacción | www.iesseneca.net |