abril de 2009
número 2Imágenes de los autorretratos de los pintores holandeses Rembrandt (1606–1669) y Vincent Van Gogh (1853–1890) tratadas con ’morphing’, acompañadas de música y sendos poemas acerca del universo creativo de cada uno.
[*REMBRANDT
1606 – 1669*]
Rembrandt f.1669
Casi a punto de soltar la vida,muerto el fantasma de sí mismo,Rembrandt observa su último rostroque separa uno a otro espejo.En torno de su cara avejentadase ha hecho pared la sombra oscuray se forma un reino que no es suyo,en el que morará como una imagen.El hombre triste con el turbante gris,que ciñe el largo pelo que cae sobre sus hombros,¿es el artista Rembrandt que mira al hombre Rembrandto es el hombre vivo que contempla al artista?
Homero Aridjis
Imágenes para el fin del milenio (1986).
[*VINCENT VAN GOGH
1853 – 1890*]
Antonin Artaud escribe sobre el artista Vincent Van Gogh
Cómo escribir cartas a los muertosCómo despertarlos cómo sentirsu respiración luminosa y el oro de su sangreindignada tibia tumultuosaDos almas que se quemanen el amor, en la inteligenciaDos teas ardientes –vivas– en la oscuridadUn huerto, un jardín en la luz de Diosy un cuerpo que cae en el vértigo de Su ausenciaAntonin Artaud escribió un texto sobre Vincent Van GoghDurante años lo escondí sin leerlocomo un talismánEs desconcertante y naturaly también inauditoNatural, porque avanza con la fuerza–caudalosa y difícil– de la verdadInaudito, por la misma razónDice Artaudtodo lo que es necesario sabersobre Van Goghpara sentir el vivo manantial de su almala transparencia incandescente de su oraciónla pureza imposiblede sus límitesde sus fronteras inexistentes con el mundoEl texto es mucho más que perfectoes la única lección honesta que un hombrenos puede legarNo es un ensayo ni crítica de arteni literaturasimplemente ocupa su lugarla desplaza –dice PellegriniNo se puede ser más claro más directomás fecundo. No se puede amar más.Artaud defiende con irala llama que vive en Van Goghcontra la crueldad que nada salvacontra la petulante psiquiatría –fríay bestial– porque cree normal la entregay el decaimientoporque es tolerante y equívocapaternalista y cobarde y una mancha oscuray sin genio sin ardiente noblezasin delirante amorpor quienes no pueden contener las lágrimasante el horror o el paraísoContra todo lo inhumano Artaud se levanta iracundolúcido diáfano turbulentocomo el agua que hierveSabio y sereno dice de Van Gogh –amigo mío–:“devolvió el agua de la pintura a la naturaleza”También señala el arma que lo hirióde muerte: “aquellos que un día dijeron:Y ahora basta, Van Gogh; a la tumba”.Y compraron su alma, su infinito y sus huesosSu palabra es turbia, luminosaincesante, siempre amenazadasiempre en combate o conmovidasuave ante la grandeza, ante la súplicaante el incendio de esa noche dulce y terribleque es toda alma.Artaud denunciael cadáver lujurioso y ávido de la realidadgentes instituciones un mundo en subasta“Crápula”, le gritó a su psiquiatra, “cochino”“inmundo”, “lleva el estigma en la jeta”.Artaud arrancó del cepo la palabrala hizo savia, vida espléndida, injuriasagrada contra la traición.Van Gogh, como Reverón el alienado, es un castoun hombre que prefirió volverse “locoantes que traicionar una idea superior del honor humano”Se apartó del malse encerró en la intemperie, lejosde la “inmundicia unánime” en donde triunfan los hombres–que son jauría, turba estridente–para pintar tan sólo un “paisaje del natural”Heroísmo puro y simple, dice ArtaudDescubrirse a sí mismo, conquistarseiluminarse –con la luz de la comunión–en contacto con las fuerzas de la tierrasiempre convulsas simples míseras pavorosasconvertidas por Van Gogh en ese “trapo sucioempapado de sangre hasta escurrir vino”La insurrección empañada por las lágrimasardiente, de bordes incandescentescomo el relámpago, o violáceosen los ojos de su ángel temiblede su intensidad de insomne, de su exaltaday amada clarividencia,de su insubordinacióncon que une prodigios y piedras del caminoContra la humana negligencia contra su espantoel alma encendida de Artaud cometerá un crimenle prenderá fuego a su sombra como a una antorchacomo un astro se inmolaráentre sus propias manos humanitariasEl genio de Artaud es –como el de Van Gogh–el más raro,el más escaso:es el genio de no traicionar.
Santiago Mutis Durán
Soñadores de pájaros (1987)
ISSN: 1988-9607 | Redacción | www.iesseneca.net |