abril de 2009
número 2
José Torres Hurtado
Profesor del IES Séneca (Córdoba)
Sí, vivos en la memoria de, al menos, una persona: Antonia López Gómez, vecina de Cogollos Vega (Granada), de 85 años de edad, analfabeta por más señas y que los aprendió hace muchos años de labios de su marido, ya fallecido. Los he calificado como vivos por similitud con la lengua: es viva si hay hablantes que la usan; y muerta cuando nadie la habla y solo se encuentra escrita en los libros o en las webs. Descubrí este, -para mí-, pequeño tesoro por pura casualidad, como suele suceder en estos casos. La mañana del viernes, 21 de marzo de 2008, al bajar del coche en la plaza de mi pueblo natal, antes mencionado, Antonia se me acercó para darme el pésame por el reciente fallecimiento de mi hermano. Pegamos hebra y salió a relucir el tesoro literario que ella llevaba dentro. Quedé para el domingo, 6 de abril, que de nuevo iría a Cogollos. Ese día me llevó a su casa y tranquilamente los fui copiando a su dictado. Fue emocionante y enternecedor ver como, en algunas ocasiones, se atrancaba, tenía que retroceder en la recitación y coger carrerilla para seguir. He conservado vulgarismos o coloquialismos como acareando (verso 3 del primero) [1]. También he dejado defectos de medida y rima, propios de la tradición oral. La puntuación, lógicamente, es mía. Los tres son de tema religioso. En el primero hay un interesante “contagio” (influencia) del romance de Rosaflorida, algo lógico, por otra parte si consideramos que es este uno de los más conocidos o difundidos de nuestro Romancero. Me apena pensar –ojalá me equivoque- que, cuando muera la generación de Antonia, también lo hagan los romances que aún quedan vivos y pasen todos a estar muertos. Pero, ¡basta de introducción! Aquí están:
Romance primero
En aquellas sierras amargasun triste pastor había,“acareando” su ganadoy viendo lo que convenía.Solo un triste clarín decía:en lo más alto del cielohay un castillo labrado,no lo labra un carpintero,ni menos carpintería,que lo labra San Josépara la Virgen María.En medio de aquel castillohay una rosa “floría”,en medio de aquellaestá la Virgen Maríadándole teta a su Niño,llorando que se escurría.Dime, Niño, por qué lloras.No lloro por los pañalesni menos por las mantillas,que lloro por los pecadoresque mueren hoy en día,que el infierno está llenoy la gloria está vacía.El que la sabe no lo dice,el que la oye no lo aprende,y el día del juicio finalverá lo que le conviene.Por la calle la Amargurame encontré una señoravestida de blancoy le hice una pregunta:¿Ha pasado por aquí mi Amado?Sí que ha pasadocon una cruz acuestasy una corona arrastrando.Caminemos, caminemos,para el monte Calvario.Por muy pronto que lleguemosya lo habrán crucificado.Ya le hincan las espinas,ya le remachan los clavos,ya le dan las bofetadasen los carrillos morados.Ya vienen las tres Marías“arrecogiendo” la sangreque Jesús ha derramado.¡Quién cogiera una poquina“pa reservar” mis pecados.Confiésalos con dolorque arenillas tiene el mary Dios “tos” los perdonará.
Romance segundo
Al pie de la cruz sagradaestá la Virgen María,afligida y angustiadaporque en los brazos teníala prenda que más amaba,el Hijo que más quería,contemplándole las llagasque en pies y manos tenía,y también la del costadoque el corazón le partía.Quien esta oración dijere“continamente” todos los días,a la hora de su muertevendrá la Virgen María.Así sea, Madre mía.
Romance tercero
¿Adónde vas, Jesús mío,tan blanco y tan liberal?Voy a visitar a un enfermoque me ha mandado llamar.Abre los ojos “pal” cielo,en una cruz me verás,con cinco puertas abiertas,Dios mío, ¿por cuál he de entrar?¿Por cuál entraré, Dios mío,que sea digno de entrar?Mis pecados son grandes,Me los debes de perdonar.
En Córdoba, a 21 de septiembre, 2008
[1] Esta palabra merece un comentario. Cuando se la oí a Antonia, intenté corregirla sugiriéndole apacentando. Pero ella, muy convencida, dijo: -No, no, acareando. Reconocí mi torpeza y decidí no interrumpirla en adelante. Después recordé vagamente que en mi niñez oí la expresión el careo en boca de pastores y campesinos de mi pueblo. Acudí al diccionario de la RAE y, para mi vergüenza y oprobio, encontré lo siguiente como segunda y tercera acepción del verbo carear: 2.Dirigir el ganado hacia alguna parte. 3. Dicho del ganado: pacer o pastar cuando va de camino.
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