mayo de 2010
número 3
David Ángel Hidalgo García
Alumno de 4º ESO A
Día tras día, el ser humano busca incansablemente un objetivo que alcanzar, una motivación mayor, que le dé la fuerza necesaria para continuar y no “tirar la toalla”; pero, con tanta búsqueda, vivimos más pensando en lo que ocurrirá, que disfrutando el momento presente.
Tarde o temprano, esta es la pequeña reflexión que todos alcanzamos y que nos enseña a vivir el milagro de la vida, desde las cosas más simples hasta las más complejas.
No obstante, y haciendo una pausa en este punto, me pregunto, si realmente ponemos esto en práctica, ya que en ocasiones, acostumbrados a lo mucho que poseemos, no vemos, por ejemplo, que tenemos un plato lleno en la mesa o una cama bajo un techo.
Así pues, queda dicho que un milagro no tiene por qué ser nada grandioso, un milagro es un chico que dice no a las drogas y sÍ a los estudios, un padre que encuentra trabajo, un soldado que vuelve sano y salvo a casa…
Sin lugar a dudas, yo digo que aunque en ocasiones no me dé cuenta, el simple hecho de estar vivo ya es, para mí, todo un milagro.
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