mayo de 2010
número 3
Felipe Muriel
Profesor de Lengua Castellana y Literatura
El arte moderno comenzó con el Cubismo. Guillaume Apollinaire defendió la síntesis de las artes y la practicó en sus Calligrammes (1918). El interés de los caligramas reside en la importancia que se concede al carácter gráfico de la escritura: Figura 1. Comienzan a valorarse el diseño del enunciado, la organización de la página y un nuevo modo de leer. Apollinaire insistía que era necesario que nos habituáramos a comprender sintética e ideogramáticamente en vez de forma analítica y discursiva. Junto a los caligramas, el cubismo literario practicó el collage y la pluralidad de perspectivas.
El Futurismo se aleja de la figuración objetual del Cubismo y se remonta a Mallarmé, del que toma prestadas la importancia de la tipografía y la ordenación espacial de la página. Los autores futuristas agregarán a la mallarmeana abolición de la sintaxis y la puntuación, la supresión de adjetivos, adverbios, conjunciones y su sustitución por signos matemáticos y musicales, con los que se realza la dimensión gráfica del texto: Figura 2.
En el segundo manifiesto Distruzzione della sintassi. Imaginazione senza fili. Parole in liberta (1913) se propugna una nueva tipografía que, huyendo de las normas establecidas por la tradición, realce el contenido y provoque un impacto visual mediante el empleo de tintas, caracteres y direcciones diferentes. Además defiende una ortografía libre expresiva que deforme y modele las palabras cortándolas o alargándolas, aumentando o disminuyendo el número de las vocales y las consonantes.
La aportación fundamental de los futuristas son los cuadros de palabras en libertad (tavole parolibere), es decir, palabras dispuestas al azar, sin los hilos conductores de la sintaxis métrica y la puntuación.
Las intensas relaciones que Cataluña mantenía con Francia favorecieron que el espíritu de ruptura llegara antes a tierras catalanas. Ahora bien, ni la vanguardia catalana ni la española mostraron la combatividad ni alcanzaron la amplitud del fenómeno vanguardista en Francia o Italia. Las vanguardias catalana y española constituyeron un movimiento desordenado, que sintetiza materiales del Cubismo y el Futurismo.
La aventura vanguardista en Cataluña se concentrará en un breve periodo de ocho años (1916 –1924): en 1916 Junoy publicará sus primeros poemas visuales en el número 0 la revista Troços y en 1924 fallece Salvat-Papasseit.
A Josep Maria Junoy le corresponde el mérito de ser el introductor del caligrama y el collage en la literatura catalana. La “Oda a Guynemer” (Figura 3) es una elegía al piloto francés fallecido en combate. Combina el canto a las máquinas del Futurismo con la belleza plástica del caligrama. Si las letras centelleantes (CIEL DE FRANCE) designan el cielo, la S describe dos nociones contrapuestas, la caída en picado de avión y la ascensión del héroe hasta la gloria.
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