mayo de 2007
número 0Celebrado el 27 de abril, el IES Séneca conmemoró con un recital de poesía el 80ª aniversario del acto fundacional de la generación, en el Ateneo de Sevilla, en 1927.
Mª Dolores Ansio Aguilera
Profesora de Lengua Castellana y Literatura del I.E.S. Séneca
Hay que tener los ojos muy abiertos para ver las cosas como son; aún más abiertos para verlas otras de las que son; más abiertos todavía para verlas mejores de lo que son: Y os aconsejo la visión vigilante, porque vuestra misión es ver e imaginar despiertos, y que no pidáis al sueño sino reposo. Así aconsejaba Juan de Mairena —la voz más reflexiva de Antonio Machado— a sus discípulos en uno de sus discursos.
Casi todos los días los profesores nos quejamos de la dificultad creciente de nuestra tarea educativa. Sentimos que predicamos en el desierto una serie de mensajes que parecen no tener ya destinatario. Pero, también, a veces descubrimos que el esfuerzo ha merecido la pena. Es exactamente lo que pensé después de la incertidumbre y las dudas acumuladas antes de llevar a cabo el recital de la Generación del 27.
No imaginaba hasta qué punto los alumnos se podían esmerar en que su recitación fuera lo más correcta posible, cómo ellos mismos eran capaces de corregirse, cómo aparecían puntualmente en los ensayos (quitando tiempo al descanso en los recreos o al estudio de la tarde), cómo ayudaban con toda eficacia en las cuestiones técnicas, cómo eran responsables hasta en el más mínimo detalle, cómo se alegraban todos de los resultados exitosos cuando los hubo.
Así es que, volviendo a la cita machadiana, hay que tener los ojos muy abiertos, porque existen bienes ocultos, “mal vestidos”, “casi sin ropa”, “sin acento” que es necesario descubrir; y para ello se impone estar despiertos. No soñar inútilmente con otra realidad ideal, sino implicarnos en el descubrimiento cotidiano de esta realidad que puede superar a aquélla que soñamos.
Con frecuencia pasan cosas a nuestro lado en las que no reparamos: pueden parecer insignificantes, aunque más de una vez nos hemos sorprendido de su relevancia. Pues hay que pararse a observarlas, porque en ellas está la esencia de lo cotidiano.
Yo he descubierto que en nuestro centro hay voces líricas, melódicas, aterciopeladas como la de Lisset que recitó con dulzura exquisita los versos de Ricardo Molina :
¿Qué consejo podría distraer al amorde los tiernos deseos que en su pecho suspiran,si el amor es lo mismo que un zagalillo ebriocoronado de pámpanos en mitad de las viñas?Así te hablaba entonces mi corazón, ¿tegustan todavía sus palabras?Así te amaba entonces mi corazón,¿recuerdas todavía su amor?
Ya no podré recordar estos versos más que con esa entonación: está ligada a un recuerdo, a esta experiencia.
Tampoco voy a olvidar el especial “es el re-don-de-a-mien-to/ del esplendor: mediodía” de Laura Molina, ni el último verso del poema “Hermanos” de Dámaso Alonso, con la pronunciación íntima y delicada de Samira Marín: “Y “Dios”, sólo “Dios”, “Dios”, el mundo llena.”
He descubierto que hay voces seguras, rotundas, sugerentes, como la de Lucía López Parejo que recitó con extraordinaria fuerza emotiva “Te quiero” de Luis Cernuda.
He descubierto que puede emocionar la voz cadenciosa de Ana Castro al recitar el comienzo de la “Soledad Primera”; también, que alumnas como Lucía López Zurita superan a la mejor presentadora, con su saber estar, su seguridad y su tono elegante.
He descubierto que la seriedad de alumnos como Antonio Canalejo se complementa con la voz traviesa y simpática de Rafael Ayllón a la que la de Alberto Serrano servía de contrapunto.
He descubierto que cada uno de los alumnos y alumnas han puesto un matiz, una nota de color diferente y complementaria que han conformado la imagen de un cuadro que no nos desagrada.
He descubierto que la poesía sigue “tocando” esa fibra sensible que ocultamos a diario y que éstos aún pueden ser buenos tiempos para la lírica…
Desde luego, no tengo espacio en este artículo para reproducir todas estas imágenes fotográficas y sonoras. Es suficiente que permanezcan en la memoria. Por eso, quiero tener los ojos bien abiertos; para que en la monotonía cotidiana no se me escapen todas estas individualidades que están pidiendo protagonismo.
Felicito a cada uno de los alumnos y alumnas que han participado en esta experiencia porque han dado todo lo que de ellos se esperaba y mucho más.
Enlace desde aquí con Recital poético (I) y con Recital poético (III)
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