SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


mayo de 2007

número 0
ISSN: 1988-9607
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Poema premiado en V CERTAMEN ANDALUZ PARA ESCRITORES NOVELES

Y NO LO DECIDIÓ

Poema

LUCÍA LÓPEZ ZURITA, alumna de 4º ESO D, ha obtenido con este poema una beca de formación en la la Escuela de Escritores Noveles, en el V Certamen Andaluz para Escritores Noveles, convocado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía dentro del marco de actuaciones del Pacto Andaluz por el Libro (PAPEL).

Lucía López Zurita
Alumna / 4º ESO D

Y NO LO DECIDIÓ
 
Nació, y jugó a ser muy feliz por un tiempo
decidiose a empezar y acabar cuando el quisiera,
dedujo que él era dueño y señor de sus actos.
Y de pronto descubrió aun siendo joven,
que no eligió el principio y tampoco elegiría el final.
Y quiso, en consenso con su alma,
dibujar el final, decidir los medios, el cómo y el cuando
y todos aquellos detalles que cogían a la gente de improviso.
Vivió la vida intensamente,
como él siempre quiso, como deseó, como soñó,
en sus cavilaciones de niño pensativo y solitario.
Decidió echarle un pulso a la muerte,
a la mujer, al hombre o al ángel vestido de negro que se oculta tras su máscara.
Y más que otra cosa anhelo ganarle, derrotarla, hacerla arrepentirse de todo, dominarla.
Y cuando la muerte se enteró (siempre lo hace)
no paró de reírse
en toda la noche, en todo el día, de aquel ingenuo que osaba desafiarla.
Y resolvió regalarle, tal era su especialidad,
una broma macabra, pesada,
acorde con la personalidad que la maquinaba.
Le envió una carta elegante
con sobre de papiro y plica
con caracteres góticos, firmada y escrita en un tono directo y sincero.
Y él la recibió con una sonrisa
pensando que era una disculpa por haber intentado
vigilar, acortar, limitar, amargar su vida
que era suya y solo suya a partes iguales.
Pero observó con perplejidad
que contenía una información distinta
“en la plica se adjunta información detallada sobre el fin incontrolable”
Y él ofuscado
no quiso abrirla incapaz de aceptar
el todo, la nada
el saber que se acababa y él no sabía ni cuándo, ni dónde, ni cómo.
No supo que hacer con ella
si quemarla o mojarla o romperla destrozarla agrietarla.
Y caviló durante años, como hiciese cuando era niño,
sobre qué hacer con el sobre que guardaba en el bolsillo interior de su chaqueta
Pensó que tenía tiempo
y lo pensó tanto que cuando fue a abrirla
el sobre estaba mohoso, la tinta derretida, la letra corrida
pero él había estado mucho tiempo pensando
si era mejor abrirla saberlo todo y tener tiempo de despedirse
afrontando los últimos suspiros de su vida angustiado
o si era mejor no saberlo y que le pillase de improviso
sin poder recorrer tranquilo y seleccionar sus recuerdos
para una vida posterior en la que no creía.
Y al final y tras muchos años
pensó que tenía tiempo y que deseaba abrirla
que quería irse tras haberse despedido de todo.
Así que no se despidió de nadie antes de abrirla
ni repasó su galería de recuerdos
ni dejó una carta para su esposa muerta
ni quemó los cuadros pintados a escondidas
ni las cartas de amor del desván
(tenía tiempo, mucho tiempo)
Se sentó y con toda la tranquilidad del mundo, se evadió de todo y la abrió
y cuando tras años se disponía a verlo todo
cerró los ojos para siempre
y es que no quiso darse cuenta de que el tiempo iba en su contra y ganaba.


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