abril de 2008
número 1
José Valdivia Poyato
Profesor/Departamento de Biología y Geología
A lo largo del último siglo el ser humano ha producido un avance científico y tecnológico espectacular, tan grande como el grado de deterioro que ha ocasionado en el medio ambiente natural. El retroceso de las superficies de bosques, la contaminación de nuestros ríos y lagos, en mares y en la atmósfera; el impacto producido por las grandes obras de comunicación e industriales; el aumento de las modernas explotaciones agrícolas, y ganaderas; las explotaciones de recursos petrolíferos y mineros; en fin, el uso abusivo e inadecuado de la naturaleza, ha modificado nuestro entorno, el paisaje en los alrededores de los núcleos de población humana, en cuantos lugares son más cercanos al reducido número de ciudadanos que admira y se interesa por la belleza de lo natural. Panorama que se verá acentuado y superado con las previsiones que El Cambio Climático prevé.
En los últimos años se ha dado a conocer de manera generalizada el problema de El Cambio Climático, de tal suerte que pocos ciudadanos lo desconocen [1], al menos, en su denominación. Los científicos del Grupo Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático –IPCC en la nomenclatura de las Naciones Unidas- viene insistiendo en la importancia del incremento tan acusado del efecto invernadero que está provocando un calentamiento global, que no uniforme, del planeta. La temperatura media en su superficie ha subido durante el siglo XX algo menos de 1ºC.
La polémica que se ha suscitado en los últimos días en España por el intento de banalizar el impacto del Cambio Climático por alguna personalidad pública en relación con la campaña de divulgación de este problema que el ex vicepresidente de los EE UU, Al Gore, está realizando a escala internacional con el documental Una verdad Incómoda, ha dado más actualidad aún al tema que tratamos.
Pero ¿qué es eso del Cambio Climático?
La radiación solar que llega a la atmósfera terrestre es retenida parcialmente en las capas altas; la radiación X, β o Ultravioleta –UV-, muy nocivas, en la Ionosfera –por encima de los 100 Km de altitud-. En la Ozonosfera, a más de 20 Km, se retiene la mayor parte del resto de la radiación UV (la que nos pone morenos, también la que, en exceso, puede generar melanomas). El resto de aquella (un 45%), la del Espectro Visible y la Infrarroja (y menos del 9% restante de la UV) son absorbidas por la atmósfera, reflejadas por ella –efecto albedo- o llegan y calientan mares y continentes. Esta energía, este calor, es devuelto durante la noche, al enfriarse aguas y continente, en forma de radiación infrarroja. Sin embargo no toda esta radiación, no todo este “calor”, atraviesa la capa atmosférica cercana, más densa, sino que una parte es devuelta debido a la concentración de gases como el dióxido de carbono, CO2, y el vapor de agua (y también al metano, ozono, CFCs,…, en menor medida) al suelo en forma de contrarradiación, que queda atrapada entre esa parte de la atmósfera y el suelo. Este es el Efecto Invernadero gracias al cual disfrutamos de temperaturas que permiten la vida en nuestro planeta. Pero ocurre que si “espesamos” esta parte de la atmósfera cercana –troposfera- con gases, CO2 y otros, procedentes de la contaminación especialmente por el uso de combustibles fósiles, disminución de la masa forestal –que lo consume- y otros, la energía devuelta y atrapada será mayor y, en consecuencia, se incrementará el efecto invernadero provocando el aumento de la temperatura media de la superficie terrestre, es decir, se provoca un Cambio Climático acelerado (los cambios climáticos han existido siempre pero nunca tan aceleradamente en el último millón de años).
Esto es un hecho, el CO2 causante fundamental de este efecto ha pasado de 280 ppm a principios del s. XX a más de 350 ppm en el último decenio. Y otros gases minoritarios como el metano, ozono, monóxido de nitrógeno,…, han casi doblado su concentración atmosférica.
La consecuencia más apreciable es la elevación de la temperatura media de la superficie de la Tierra en casi 1ºC, hasta los 15ºC aproximadamente. Los modelos informáticos prevén un incremento de temperaturas entre 1ºC y 5ºC para la mitad del s. XXI, con consecuencias probablemente catastróficas en gran parte del mundo.
Otro efecto, que ya se aprecia objetivamente, es la descongelación de más del 15% de la masa de hielo del Ártico -también de la Antártica-. Ya no se precisarán potentes buques rompehielos para atravesar el Polo Norte, el hielo se descongela. Se desprenden icebergs del tamaño de alguna de nuestras provincias. Y la Biodiversidad se está viendo alterada sensiblemente.
La Desertización aumenta imparablemente en África (en Andalucía más del 28% en las últimas décadas) -y en una parte considerable en otras regiones del mundo-. Y más de 500 millones de personas verán, ven ya, amenazada su subsistencia por el hambre y la falta de agua (pero,..., es que a perro pobre todo se le vuelven pulgas).
El abandono de las zonas rurales por una importante parte de la población se incrementará a la par que se produce el crecimiento de grandes núcleos de población, originando, como en la actualidad, bolsas de marginalidad en las grandes ciudades.
Gran parte de las zonas costeras con enormes concentraciones urbanas se verán afectadas viéndose obligadas a desplazarse a zonas de interior, como ocurre en áreas del Océano Pacífico.
La posibilidad de ver y vivir en un paraíso natural inalterado en el que su encanto permanece en su bondad original, es algo tan deseable que, en sí mismo, supone un placer inconmensurable que no será posible a la mayoría de los ciudadanos del mundo en un futuro reciente. ¿Podremos ver imágenes como la de estos pingüinos en el futuro?
Y, además, aquí no hay ganadores. Las pérdidas serán también para los países ricos, los más contaminantes, y para sus ciudadanos. No gana nadie. Cualquier actuación económica para su solución es una inversión económica de futuro.
Ante este panorama, ¿Es posible hacer algo por arreglar este gran entuerto? Definitivamente sí, pero es preciso que la comunidad internacional, las organizaciones y también los ciudadanos individualmente, actúen no sólo con tratamientos de tipo económico –que sería una mano necesaria-, sino fundamentalmente divulgando, informando para hacer conocer al mundo la situación real –no se puede arreglar un problema que no se conoce-.
Las cumbres internacionales, la Conferencia de Nairobi -1982- la de Tbilisi y la de Belgrado en la década de los 80 tomaron partido y propusieron la segunda mano, la Educación Ambiental a todos los niveles, en la educación primaria, secundaria o en la Universidad, y entre estas dos manos será posible sostener la bola del mundo y evitar que siga hundiéndose e incluso tirar de ella para sacarla de esa ciénaga que la empieza a asfixiar en este desarrollo sin control.
Quiero que mis nietos, nuestros nietos, las futuras generaciones vean un mundo bello en el que puedan vivir en paz y ser felices. En nuestras manos está intentarlo.
[1] En Andalucía es ya el 2º problema ambiental de los andaluces (IESA/Ecobarómetro de Andalucía –Consejería de M. Ambiente 2001-2006)
ISSN: 1988-9607 | Redacción | www.iesseneca.net |