UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE

Ayer día 27 de marzo tuvo lugar en el I. E. S. Séneca el comienzo de la ya tradicional carrera de relevos que se viene celebrando desde el 2000 y que tiene lugar cada dos años.

Al escribir esta crónica, pretendo transmitir a los lectores la alegría, la esperanza, la tensión y, en general, las emociones que experimentamos todas aquellas personas que de alguna manera contribuimos en este acontecimiento. Confío en que este relato sea lo más fiel posible a los hechos que ocurrieron ayer.

Ante todo, es necesario admirar y resaltar la importante tarea que llevaron a cabo los coordinadores y don Antonio Bravo, puesto que ellos fueron los pilares de la exhibición. Don Antonio Bravo, con sus comentarios e improvisaciones por megafonía, consiguió crear un ambiente de seguridad para todos aquellos que participábamos activamente en los ejercicios que se llevaban a cabo y, por otro lado, también transmitió al público una sensación de familiaridad y comprensión hacia los errores que pudieran producirse y que, de hecho, se produjeron durante la exhibición. Él, como en tantas otras ocasiones, ha demostrado su valía y su confianza en todos los alumnos del instituto. Asimismo, la magnífica labor de los coordinadores hizo posible que la exhibición tuviera lugar. (Aquellos que no formábamos parte de ellos pudimos observar la tensión y el nerviosismo que experimentaban.) Ellos han llevado en todo momento la responsabilidad de organizarnos, guiarnos y enseñarnos todos y cada uno de los ejercicios desarrollados. Cada figura, fácil a simple vista, ha requerido el esfuerzo de todos ellos, que tenían que conseguir que más de 900 alumnos de todas las edades se movieran y actuaran al unísono. Por todo ello, merecen nuestro reconocimiento y nuestra gratitud.

El acto inaugural dio comienzo a las 19:50 y a partir de ese momento todas las figuras realizadas se fueron sucediendo. Creo que los momentos más memorables han sido el discurso de don Antonio y la presentación de las banderas, sin olvidar los fuegos artificiales y el instante en el que todos nosotros dejamos ir nuestros globos, que se elevaron en el aire llevándose nuestros deseos.

Para finalizar, todos nosotros bailamos el baile cuyos pasos llevábamos tiempo ensayando. Después de eso, ya terminada la exhibición, nos dieron bebidas y nos quedamos charlando relajadamente mientras el pebetero había comenzado a arder.

Para muchos de los que observaron o participaron en la exhibición este año, el 2007, siempre tendrá un significado distinto, puesto que para nosotros, los alumnos que vivimos la carrera desde el principio, ha sido una experiencia inolvidable, ya que siempre nos hará recordar a nuestro Instituto Séneca y todo lo que hizo por nosotros.