abril de 2008
número 1
Mª Dolores Ansio Aguilera
Profesora de Lengua Castellana y Literatura
NUESTRA PEQUEÑA ANTOLOGÍA
ME BASTA ASÍ
Escucha el poema en la voz del autor
Si yo fuese Diosy tuviese el secreto,haría un ser exacto a ti;lo probaría(a la manera de los panaderoscuando prueban el pan, es decir:con la boca),y si ese sabor fueseigual al tuyo, o seatu mismo olor, y tu manerade sonreír,y de guardar silencio,y de estrechar mi mano estrictamente,y de besarnos sin hacernos daño—de esto sí estoy seguro: pongotanta atención cuando te beso—;entonces,si yo fuese Dios,podría repetirte y repetirte,siempre la misma y siempre diferente,sin cansarme jamás del juego idéntico,sin desdeñar tampoco la que fuistepor la que ibas a ser dentro de nada;ya no sé si me explico, pero quieroaclarar que si yo fueseDios, haríalo posible por ser Ángel Gonzálezpara quererte tal como te quiero,para aguardar con calmaa que te crees tú misma cada díaa que sorprendas todas las mañanasla luz recién nacida con tu propialuz, y corrasla cortina impalpable que separael sueño de la vida,resucitándome con tu palabra,Lázaro alegre,yo,mojado todavíade sombras y pereza,sorprendido y absortoen la contemplación de todo aquelloque, en unión de mí mismo,recuperas y salvas, mueves, dejasabandonado cuando —luego— callas...(Escucho tu silencio.Oigoconstelaciones: existes.Creo en ti.Eres.Me basta).
Palabra sobre palabra (1965)
CIUDAD CERO
Una revolución.Luego una guerra.En aquellos dos años —que eranla quinta parte de toda mi vida—,ya había experimentado sensaciones distintas.Imaginé más tardelo que es la lucha en calidad de hombre.Pero como tal niño,la guerra, para mí, era tan sólo:suspensión de las clases escolares,Isabelita en bragas en el sótano,cementerios de coches, pisosabandonados, hambre indefinible,sangre descubiertaen la tierra o las losas de la calle,un terror que durabalo que el frágil rumor de los cristalesdespués de la explosión,y el casi incomprensibledolor de los adultos,sus lágrimas, su miedo,su ira sofocada,que, por algún resquicio,entraban en mi almapara desvanecerse luego, pronto,ante uno de los muchosprodigios cotidianos: el hallazgode una bala aún caliente,el incendiode un edificio próximo,los restos de un saqueo—papeles y retratosen medio de la calle...Todo pasó,todo es borroso ahora, todomenos eso que apenas percibíaen aquel tiempoy que, años más tarde,resurgió en mi interior, ya para siempre:este miedo difuso,esta ira repentina,estas imprevisiblesy verdaderas ganas de llorar.
Tratado de urbanismo (1967)
ISSN: 1988-9607 | Redacción | www.iesseneca.net |