SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


abril de 2009

número 2
ISSN: 1988-9607
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PLANETAS, EXPOPLANETAS Y ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS

Para conmemorar el 400 aniversario del uso astronómico del telescopio por Galileo, la Unión Astronómica Internacional y la UNESCO han declarado a 2009 Año Internacional de la Astronomía con objeto de impulsar el conocimiento y la divulgación de esta ciencia.

Jesús Melero
Profesor/Departamento de Biología y Geología

En los 90 y a principios del siglo XXI, la atención de la exploración del sistema solar se ha centrado en el estudio del Sol, de cometas y asteroides, de la Luna y de Marte.

Mars Pathfinder (1997), Mars Global Surveyor (1997), Mars Polar Lander (1999), Mars Odyssey (2001), Mars Exploration Rover (2003), con los robots Spirit y Opportunity, Mars Express, Mars Reconnossaince Orbiter (2005) y Phoenix (2007) han conseguido que en algunos sentidos sepamos hoy casi tanto de nuestro planeta vecino como del nuestro.

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Glaciares de hielo de agua cubren el ártico marciano. Recreación en base a fotografías reales de la Phoenix lander, enero 2008.

Por qué estudiar los planetas

La ciencia es un proceso en continua construcción y sus avances acaban transformándose (traducidos e interpretados) en “ciencia escolar”, en parte del creciente acervo cultural de la humanidad y en objeto de transmisión para el aprendizaje. Pasó durante la Ilustración con los sistemas de clasificación de los seres vivos de Linneo, con la teoría celular de Schwann y Scheleiden, con las leyes de la termodinámica de Newton o con el modelo atómico de Dalton. A los pocos años se estaban estudiando en las universidades y después en el bachillerato.

Igual ocurrió en el siglo XIX con la anatomía comparada de Cuvier y su interpretación de los fósiles, con la concepción del tiempo geológico de Lyell, con la ley de Avogadro, con la termodinámica de Kelvin o con la teoría sobre el origen de las especies de Darwin. Y en el siglo XX con la relatividad de Einstein, el redescubrimiento de las leyes de Mendel, con las neuronas de Ramón y Cajal, con el descubrimiento del núcleo atómico y de la radiactividad por parte de Rutherford y de Marie Curie, con la Deriva de los Continentes de Wegener y la teoría de la Tectónica de Placas, con el descubrimiento de la estructura y función del ADN y del ARN, con los mecanismos de inmunidad, el descubrimiento del código genético, con la constante de expansión del Universo, de Hubble… y un largo etcétera.

¿Y los planetas? Con los telescopios sólo se obtenía información de sus órbitas, su masa, volumen y densidad. Curiosamente, los meteoritos aportaban más datos sobre el sistema solar y sobre los planetas, ya que permitían hacer análisis químicos detallados y observaciones microscópicas de sus estructuras.

Pero en los años 60 y 70 se inicia una “revolución científica” cuando con las sondas planetarias analizamos muestras de rocas y atmósferas, medimos temperaturas y fotografiamos muy de cerca el relieve de los planetas interiores e incluso de las lunas de Júpiter y Saturno. Daremos algunos datos curiosos como ejemplos:

-  A la Tierra han llegado 382 kg de rocas y suelo lunar procedentes de los seis “Apollos” tripulados que consiguieron alunizar.

-  Sólo los robots Spirit y Opportunity, que llevan ya 5 años funcionando cuando se pensaba que no durarían más de uno, han recorrido más de 20 km sobre la superficie de Marte y han enviado 250.000 fotografías.

-  Las sondas Voyager 1 y 2, lanzadas en 1977, han enviado a la Tierra cinco trillones de bits de datos científicos, han descubierto 21 nuevos satélites en los cuatro planetas exteriores, comprobaron que los anillos de Saturno están formado por millones de pequeñas partículas de hielo, vieron volcanes sobre Io, descubrieron anillos en Urano y Neptuno .... Los datos aportados por las Voyager dieron para reescribir todos los libros de planetología existentes en el momento de su lanzamiento.

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Urano visitado por Voyager 2 en 1987. Se sitúa 20 veces más lejos del Sol que la Tierra y tarda 84 años en recorrer su órbita.


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