ESPRONCEDA Y LA CANCIÓN DEL PIRATA

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Destaca entre ellas La Canción del pirata, una de las más bellas y conocidas composiciones de Espronceda. Esta canción está considerada como el primer poema propiamente romántico en España, tanto por su forma como por su contenido. Con esta composición rompe Espronceda con su poesía anterior, impregnada todavía de tintes neoclásicos, y encuentra su forma poética personal.

Espronceda ha sabido desligarse de lo anecdótico y ha simbolizado en los personajes marginados –el pirata, el reo, el cosaco, el verdugo, el mendigo- su concepto de la vida espiritual y moral, no sujeta a normas sociales. Estos personajes son marginales pero a la vez libres, no se sienten víctimas sino rebeldes ante el mundo que les rodea. Representan valores universales, desligados de lo anecdótico.

Según Juan Luis Alborg [2], “La Canción del Pirata es perfecta”. Esta rotunda valoración es compartida por otros estudiosos como Marrast o Casalduero [3] que ha calificado este poema como “el manifiesto lírico del romanticismo español”.

Efectivamente, la sencillez del poema no le resta en absoluto calidad literaria y los temas y formas del romanticismo están aquí recogidos.
Entre los rasgos más destacados del poema señalamos:

La métrica irregular y la polimetría: Espronceda combina versos octosílabos y tetrasílabos en distintos tipos de estrofas y con rimas muy variadas, en función de los distintos contenidos que va expresanado. Este ritmo diverso confiere al poema un gran dinamismo en función del contenido.

La sencillez del vocabulario, sin caer en la vulgaridad, transmiten mayor autenticidad y fuerza expresiva.

Las pinceladas descriptivas referidas a la naturaleza están impregnadas de sensibilidad y cromatismo.

El intimismo, el individualismo y la subjetividad están reflejados en las intervenciones en estilo directo del pirata que expresa su abierta proclama de libertad ante el mundo. Se manifiesta rotundo, vital y alegre, en absoluta sintonía con la naturaleza salvaje en la que vive. Canta a la belleza, a la existencia no sujeta a normas, desprecia las leyes, no reconoce ni patria ni religión, no teme a la muerte y valora ante todo la libertad y el sosiego que recibe del mar.

Esta Canción carece casi por completo de adjetivos, en contraste con la profusa adjetivación romántica. Es un logro del autor que con verbos y sustantivos consigue que el poema sea pura acción y movimiento.

En general la estructura del poema es sencilla y armoniosa y su estilo una combinación perfecta de rasgos de tendencia culta y popular: verso corto, polimetría, irregularidad métrica, abundantes estructuras paralelísticas entre la que se incluye el estribillo – auténtico credo del pirata-, aliteraciones frecuentes, hipérboles, exclamaciones e interrogaciones retóricas, hipérbatos, encabalgamientos, etc.

El ritmo, la musicalidad y la sencillez de La Canción del Pirata y el atractivo de este grito de libertad la han convertido en uno de los poemas más populares de la poesía española, aprendido y recitado por niños y jóvenes, cantado en las más variadas versiones, incluso en versión rockera y rapeada.

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