II. ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE EPIGRAMA

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A. RIBOT Y FONTSERE

¿Qué hora en tu reloj es?

Las tres. Mal anda, Amengol,

¿cómo pueden ser las tres?

¿Qué el sol se pone, no ves?

Si el sol se pone a las tres,

quien anda mal es el sol.

Quita el palo a Blas, Gonzalo

y le da con él, y Blas

le dice: No me des más,

que puedes romperme el palo.

Porque tenía razón

quería el pobre Narciso

que se la diere Simón

y éste dársela no quiso.

A usted nunca le daré

la razón. ¿Y por qué no?

Porque si la tiene usted,

¿cómo he de dársela yo?

J. BERNAT Y BALDOVÍ

Por ciertas cosas del día

tocaban a generala,

y a un miliciano, Pascuaza:

Ármate pronto, decía.

Mi clama no te dé asombro,

le contestó el muy taimado,

pues al hallarme a tu lado,

siempre estás armas al hombro.

ANTONIO GIRONELLA

Murió la mujer de Antón

y al cementerio llevada

de una zarza a la punzada

resucitó de rondón.

Algunos años después

volvió a fallecer de veras,

y por las sendas primeras

la llevaron al ciprés.

Mas el marido puntual

en precaver otro acaso,

exclamó al ver el mal paso:

¡Cuidado con el zarzal!

A Manuela agradecida

por ciertos dulces favores

presentaba yo rendido

un ramo de ricas flores;

Pero con cándidos modos

díjome ella: No hay de qué,

pues lo que hice con usted

me es muy natural con todos.

V. MARTÍNEZ

Al confesarme contrito

un banquero muy obeso,

con mucha prudencia y seso

le preguntó Fray Benito:

Dime, infeliz, ¿por qué robas?

Y él respondía sin ganas.

Padre, flaquezas humanas,

¡y pesaba doce arrobas!

Un hombre muy preguntón,

al hablarle de una chica

me dijo al punto: ¿Es muy rica?

¿Está en buena posición?

Sí señor, repuse al tal,

está de dinero llena,

y su posición es buena

casi siempre horizontal.

J. MORELL

Grande es el arte de hablar,

el de callar mayor es.

Mil artes hay de enseñar

a hablar bien: ninguna ves

que no enseñe a callar.

LIBORCIO C. PORSET

A un huerto Juana y Ruperto

fueron en cierta ocasión

y les pilló un chaparrón

cuando estaban en el huerto.

Suceso fue inesperado

del cual rieron con gana,

porque según dijo Juana,

llovía sobre mojado.

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