SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


mayo de 2010

número 3
ISSN: 1988-9607
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EN BUSCA DEL TIEMPO...VIVIDO

Francisco Montes
Profesor de Francés

[*Resumen de los cuestionarios de los alumnos de la década de los 70:*]

Los alumnos con los que he podido contactar, llegaron al "Séneca" a finales de los 70. Ya eran los tiempos del B.U.P. y COU

Recuerdan bien el teatro, el campo de fútbol, el gimnasio, las clases, la capilla y la piscina, que sólo la abrieron cuando estaban en 1º de BUP. La entrada, el bar de Ramón, el salón de actos, las canchas de baloncesto, la clase de música, la de dibujo, etc, etc.

Del teatro les llamaba la atención su sistema de tramoyas, pesos y poleas, el telón morado y el piso de madera. Y la sala de vestuario, con su colección de trajes de época.

Recuerdan también a sus profesores y no pueden creer que algunos ya se estén jubilando.

Un mensaje muy bonito que quisiera destacar dice textualmente:” La gente de mi edad tuvo la inmensa suerte de formarse junto a la mejor generación de maestros de la democracia. Quisieron para nosotros lo que tal vez ellos no conocieron en su adolescencia y el Séneca les permitió poner en marcha muchas de sus ilusiones. Esa tradición, que es simple y llanamente respeto por el compromiso que deben adquirir todos los educadores de ley, ya nunca la perderá nuestro Instituto, pero vosotros fuisteis los primeros .Recuerdo que Valdivia siempre entraba en clase sonriendo como si de verdad le gustara su trabajo. Y lo más curioso es que le gustaba. Gracias a ello hacía que nos gustase a los demás. Llevaba a menudo los pantalones manchados de tiza porque salía a explicar las leyes de Mendel como un ciclón contra la pizarra, a veces tropezaba en la tarima y no era extraño ver manchas de tinta en su bata blanca por todos esos bolígrafos BIC que guardaba en los bolsillos hasta que se le perdían. Con su aspecto desaliñado siempre actuó con limpieza”.

Recuerdan, con todo detalle, las aulas que los acogieron y, especialmente, destacan las debatidas tarimas y ponderan su utilidad.
Hacen también referencia a los pupitres para dos y enganchados al de atrás sucesivamente por unos listones de hierro hasta acabar la hilera, unos asientos de madera que se plegaban para poder levantarse (vamos, al estilo de “El florido Pensil”); el bolígrafo nunca se estaba quieto porque estaban inclinados y los más “artistas” de la clase habían ido tatuando sus pensamientos y opiniones varias a golpe de compás y “Bic”.


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