SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


mayo de 2007

número 0
ISSN: 1988-9607
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Artículo. Medio Ambiente.

CONSERVAR LA NATURALEZA URBANA

El profesor Aumente nos descubre una "naturaleza marginal" interesantísima con la que convivimos a diario y que apenas conocemos. Describe, además, las características idóneas de un hábitat urbano en una ciudad como la nuestra.

José Aumente Rubio
Profesor de Biología y Geología del I.E.S. Séneca

Los hábitats primarios o de larga duración histórica son especialmente interesantes para la conservación de la naturaleza, por lo que deben ser identificados y protegidos. En el caso de los jardines antiguos, como los de La Agricultura -que han sido catalogados como "arboleda singular" por la Diputación de Córdoba,donde se han inventariado trece árboles singulares, Jardines de Agricultura
destacables tanto por sus dimensiones como por su rareza- o la zona de ribera conocida como Los Sotos de la Albolafia -tramo del río Guadalquivir a su paso por la ciudad de Córdoba, que ha sido declarado Monumento Natural en consideración al gran número de especies protegidas, especialmente aves, que allí se refugian -tan cercano a nuestro centro.

Hay que insistir en el diseño de normas para el desarrollo de edificaciones que permitan más oportunidades para el incremento de los hábitats silvestres, y que causen el menor daño posible a los ya existentes en el conjunto del área edificada. De hecho, en edificios del casco histórico anidan especies protegidas, como cernícalos primillas, lechuzas comunes y cigüeñas blancas. Cigüeña blanca
Y es que los edificios no deberían ser considerados como "obstáculos" ecológicos. En las zonas densamente edificadas se deberían incrementar los espacios vitales para plantas y animales, "reverdeciendo" patios, tejados y fachadas.
Cernícalo primilla

En general, durante la planificación espacial de los proyectos de construcción y durante las plantaciones en los espacios abiertos, se tendrán en cuenta las características propias de nuestra comarca y sus rasgos distintivos. Se debe huir de la uniformidad, que hace semejantes los paisajes y las relaciones ecológicas, representan una pérdida de calidad de vida y de la sensación de lugar único para los habitantes de la ciudad.

Finalmente, deben mantenerse como especialmente valiosos desde un punto de vista ecológico los espacios abiertos de grandes dimensiones -menos influenciados por perturbaciones y efectos periféricos- que deberían ser unidos por pasillos verdes para reducir el efecto de aislamiento de las poblaciones vegetales y animales. Igualmente, los suelos no deberían pavimentarse más, y esta tendencia debería ser invertida si fuera posible. Hay que recuperar esos bellos jardines de albero, con profusión de aromas, fuentes y sombras abundantes, con un diseño más cercano a la tradición árabe y mediterránea, y , por supuesto, más aptos para la climatología propia de nuestras latitudes.


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