SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


febrero de 2012

número 4
ISSN: 1988-9607
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ENTREVISTA A PABLO GARCÍA BAENA

Transcripción del texto oral: Francisco Genis.
Coordinación: Mª Dolores Ansio.

Equipo de Redacción: Javier Martínez, Francisco Genis, Rafael Suanes, Martín R. López, Carlos Cerezo, Elena Lucena, Lola Sierra, José Antonio Ariza y Julia Cantón. Transcripción del texto oral:Fco. Genis.
Coordinación: Mª Dolores Ansio.

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Los alumnos y alumnas autores de las variaciones poéticas.

- ¿Qué recuerda especialmente de la relación con sus amigos y compañeros del grupo Cántico? ¿Tenían conciencia de su aportación literaria a la poesía española del momento?

- Por una parte éramos conscientes de que se estaba haciendo algo distinto de lo que se hacía en aquel momento; la revista Cántico, siempre tuvo, sin falsas soberbias, sentido de que valía lo que hacía. Estoy hablando más de mis compañeros que de mi poesía. Ricardo Molina, en aquel momento era un sabio joven, desgraciadamente no llegó a ser un sabio viejo. Es un hombre que muere con 50 años y su capacidad de trabajo y de escribir era casi continua, él podía escribir en un autobús un poema, o ir leyendo un libro de filosofía mientras caminaba hacia el mercado para comprar alguna hortaliza que llevarle a su madre… en fin, era impensable el trabajo y la vocación de Ricardo por la poesía. Sí teníamos conciencia de lo que hacíamos, aun cuando la vida o las circunstancias fueron llegando y hubo un momento en que los poetas de Cántico tiraron hacia otros derroteros y Ricardo parece que se torció más hacia el flamenco que, indudablemente, es un gran legado de arte andaluz, y en eso fue también una autoridad de la cual han ido bebiendo luego la mayoría de los llamados flamencólogos.

Juan Bernier, ya he dicho antes que era más anárquico, pero entre sus diarios y los poemas que hacía, también se ocupaba más o menos de la literatura. Desde nuestra lejanía, porque nunca intentamos dar codazos para estar en primera fila de poetas. Nos hubiéramos ido a Madrid en ese afán, sobre todo en esa época en que si no se estaba en Madrid o en Barcelona, no se contaba, y verdaderamente era así porque las revistas de provincia apenas si existían. Pero eso nunca lo hizo Cántico, y cuando llegó el olvido, Cántico se replegó y dejó de salir. Cada uno nos dedicamos a lo que verdaderamente nos gustaba mucho más que escribir, que era la vida, que era vivir.”


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